Contaminación del automóvil: ¿y si el verdadero enemigo estuviera bajo sus ruedas?

Los neumáticos de los coches liberan miles de millones de micropartículas invisibles que contaminan el aire, el suelo y nuestros cuerpos. Descubre los resultados de un trabajo exclusivo sobre este tema.

Cuando se piensa en la contaminación de los automóviles, la imagen que viene espontáneamente a la mente es la de un caño de escape humeante.
Cuando se piensa en la contaminación de los automóviles, la imagen que viene espontáneamente a la mente es la de un caño de escape humeante.

Cuando pensamos en la contaminación de los automóviles, solemos pensar en los gases de escape. Pero hay otro enemigo mucho más discreto que se esconde a plena vista: los neumáticos.

Una fuente insospechada de contaminación

¿Sabías que por cada kilómetro recorrido, un vehículo pierde hasta 151 miligramos de caucho?

Estos diminutos fragmentos, invisibles a simple vista, se dispersan por el aire, el suelo y los cursos de agua. Compuestos en un 50 % por productos químicos sintéticos y aditivos, los neumáticos contienen sustancias tóxicas como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), clasificados como cancerígenos.

Estas micropartículas son tan ligeras que se encuentran suspendidas en la atmósfera.

Graves impactos en la salud y el medio ambiente

Estas micropartículas de neumáticos no se detienen a los costados de las carreteras. Suspendidos en el aire, pueden inhalarse y, una vez en el cuerpo, su pequeño tamaño les permite penetrar profundamente en los pulmones y, a veces, en el sistema sanguíneo. ¿Las consecuencias? Mayores riesgos de enfermedades respiratorias y otros trastornos graves.

Ciertas partículas ultrafinas (menos de 0,1 µm) se comportan como gases, cruzan las barreras celulares y se acumulan en órganos vitales como el hígado o el cerebro.

Esta contaminación también contribuye a la contaminación de los ecosistemas marinos. Al depositarse en los cursos de agua, las micropartículas de plástico amenazan la biodiversidad y contaminan toda la cadena alimentaria.

Coches eléctricos de doble filo

Los vehículos eléctricos, a menudo presentados como una solución ecológica, no están exentos de este problema. Más pesados debido a sus baterías, ejercen más presión sobre sus neumáticos, liberando así más partículas finas. Un Tesla Y, por ejemplo, emite 86 miligramos más de partículas por kilómetro que un Fiat 600e, en gran parte debido a su peso 464 kilogramos mayor.

Los frenos, otro componente a menudo olvidado, también contribuyen a esta contaminación invisible. Su desgaste produce partículas de metal y plástico que se suman a las de los neumáticos, exacerbando los impactos ambientales y de salud.

¡Una necesidad urgente de transparencia!

La asociación Agir pour l'Environnement pide una mayor transparencia en la composición química de los neumáticos. Hoy en día, el secreto industrial impide cualquier evaluación real de los impactos sobre la salud y el medio ambiente. Sin embargo, los expertos son unánimes: reducir esta contaminación invisible requiere medidas regulatorias estrictas.

Por ejemplo, existe una necesidad urgente de desarrollar materiales alternativos para la fabricación de neumáticos y establecer normas que limiten la liberación de micropartículas. Los gobiernos, a menudo centrados en las emisiones de CO2, deben integrar esta cuestión en sus políticas públicas.

¿Y qué podemos hacer?

A la espera de medidas globales, ciertas acciones individuales pueden limitar esta contaminación. Conducir con suavidad reduce el desgaste de los neumáticos, al igual que el mantenimiento regular para mantener una presión óptima.

Además, favorecer los desplazamientos a pie, en bicicleta o en transporte público ayuda a reducir el número de kilómetros recorridos en coche y, por tanto, la cantidad de partículas liberadas.

Referencia de la noticia:

Agir pour l’Environnement. (2024). Enquête exclusive sur la pollution de l’air par les pneus : Les pneus nous pompent l’air.