Continúa aumentando la emisión de metano de los humedales boreales del Ártico
La emisión "antropogénica" de metano produce indirectamente un aumento de la emisión "natural" de metano, acelerando así el proceso de calentamiento global.
Uno de los puntos débiles a la hora de predecir la evolución futura del cambio climático son los mecanismos naturales de retroalimentación climática.
Un mecanismo natural de contrarresto es, por ejemplo, la eliminación del exceso de dióxido de carbono mediante su absorción por las plantas o su almacenamiento en los océanos en forma de carbonatos. Un mecanismo de refuerzo es, en cambio, una reducción del albedo, por la que la Tierra refleja menos energía solar y absorbe más, o, como veremos, un aumento de la emisión de metano.
El papel del metano en el cambio climático
Después del dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) es el gas de efecto invernadero más abundante producido por las actividades humanas (actividades antropogénicas). Se calcula que su producción representa en torno al 20-30 % de la producción mundial de gases de efecto invernadero.
Aunque se produce en menores porcentajes, el metano tiene un efecto invernadero hasta 34 veces mayor que el dióxido de carbono y, por tanto, mucho más potente.
El metano se produce tanto por las actividades humanas , la agricultura y la ganadería de rumiantes, como en la naturaleza.
La descomposición de sustancias orgánicas en ausencia de oxígeno produce metano . Este proceso de producción se lleva a cabo bajo tierra, donde no hay oxígeno y donde, en consecuencia, se forman depósitos de metano.
El problema no es la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino un exceso de concentración, que es de origen antropogénico.
Qué ocurre en los humedales boreales del Ártico
En el contexto del cambio climático, y específicamente del calentamiento global, el exceso de metano en la atmósfera es el resultado de la actividad humana, pero también el resultado de una retroalimentación climática, es decir, un mecanismo de retroalimentación.
La producción natural de metano está significativamente ligada a la temperatura. A medida que aumenta la temperatura, aumenta la producción; de hecho, a medida que aumenta la temperatura hay vastas zonas de la superficie terrestre en las que el deshielo en curso reactiva los procesos de descomposición orgánica.
Nos referimos a los humedales del Ártico. Por ejemplo, las regiones más septentrionales de Siberia, pero también de Groenlandia, se caracterizan por la presencia de permafrost, es decir, una capa superficial (hasta 1500 metros de profundidad) de suelo helado. El calentamiento global está descongelando el permafrost y, en consecuencia, el material orgánico que en él estaba congelado está retomando el proceso de descomposición y por tanto de producción de metano.
En palabras muy simples, el exceso de dióxido de carbono y metano producido por el hombre ha provocado un aumento "antropógeno" de la temperatura. El aumento de la temperatura produce a su vez un aumento "natural" del metano (pero también del CO2). Este segundo proceso, es decir, el aumento "causado naturalmente" de los gases de efecto invernadero, se denomina mecanismo de retroalimentación climática. Su efecto es acelerar aún más el calentamiento global.
Si hasta cierto punto es posible medir y predecir cuál será la producción de gases de efecto invernadero por las actividades humanas, y por tanto el correspondiente calentamiento global, en los próximos años, es mucho más complicado predecir cuál será la producción de gases de efecto invernadero como resultado de la retroalimentación climática en los próximos años.
Existen modelos que pueden predecir cómo crecerá la emisión de metano debido al efecto de retroalimentación, pero actualmente son muy aproximados y en general tienden a subestimar la producción real. Lo que medimos hoy es superior a lo que predecían los modelos.
El reciente estudio
Un estudio reciente, presentado en la revista Nature Climate Change, firmado como primer autor por Kunxiaojia Yuan del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (CA, EE. UU.) muestra los resultados del seguimiento de las emisiones de metano en las regiones húmedas del Ártico/boreal.
El análisis de los datos muestra entre 2002 y 2021 una variación estacional en la emisión de metano con picos a principios de verano, debido al aumento estacional de la temperatura y el correspondiente aumento de la productividad de los ecosistemas. Pero a esta variación estacional, que podríamos definir como natural e independiente del cambio climático, se suma una clara tendencia creciente de largo plazo en los niveles de emisión de metano. Este segundo componente de largo plazo está vinculado al aumento global de la temperatura.
La nota negativa que se desprende de su estudio es que los modelos climáticos actuales no son capaces de reproducir en su amplitud correcta las variaciones estacionales ni las de largo plazo, subestimando así la velocidad real de crecimiento de las emisiones.