Crean un plástico nuevo: durabilidad y reciclaje en un solo material

Un nuevo tipo de plástico llega para cambiar las reglas del juego. Combina la resistencia de los plásticos tradicionales con una característica clave: es reciclable.

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En general, los plásticos más duraderos no son reciclables

Durante siglos, la humanidad se ha centrado en resolver el problema de producir alimentos para todos. Desde el nacimiento de la agricultura hasta los avances en la tecnología, la capacidad de sostener a la población ha mejorado de manera impresionante. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a un desafío diferente asociado con el consumismo: el problema de los residuos, una cuestión que ha ganado relevancia en la era moderna.

Pero en este camino hacia una solución más sostenible, un equipo de investigadores ha logrado un importante avance: un nuevo tipo de plástico que, además de ser altamente duradero, es reciclable. Este material, creado a partir de un innovador proceso de doble polimerización, promete aliviar al menos parcialmente la crisis de los residuos plásticos.

La alternativa reciclable

Este plástico recién desarrollado es una respuesta directa a los plásticos termoestables tradicionales. Aunque estos plásticos son conocidos por su increíble resistencia, como los que encontramos en productos tan diversos como ruedas o bolas de boliche, su principal desventaja es la imposibilidad de reciclaje. ¿La razón? Su estructura molecular, en la que los polímeros están entrelazados de manera reticulada, impide que se puedan reciclar de forma convencional.

La fabricación de este nuevo plástico se basa en un proceso innovador de doble polimerización, que permite crear un material con una estructura mucho más versátil, sin comprometer la durabilidad. Este avance podría ser un paso importante hacia una solución más sostenible para uno de los materiales más utilizados y más difíciles de reciclar.

La magia del nuevo material está en el proceso de fabricación, que empieza con el dihidrofurano (DHF), un monómero circular con un doble enlace. Este compuesto puede ser extraído de materiales biológicos, lo que ya le da una ventaja desde el punto de vista ambiental. El proceso consta de dos etapas clave:

  • Primera polimerización: en esta etapa, las estructuras circulares del DHF se cortan y enlazan entre sí, creando un polímero flexible, suave y reciclable. Este material es también biodegradable en ácido.
  • Segunda polimerización: a diferencia de la primera, esta etapa permite que los monómeros no se entrelacen de forma lineal, sino que, gracias a sus dobles enlaces, se unen entre sí de una manera diferente. Este paso endurece el material final, resultando en un plástico resistente y, a la vez, reciclable.

Un proceso más sostenible

El polímero resultante de este proceso es reciclable mediante el uso de calor, y lo mejor de todo es que puede degradarse de forma natural en el medio ambiente. Además, los investigadores han descubierto que, al modificar ciertos parámetros durante la fabricación, como el tiempo de reacción o la cantidad de catalizadores, es posible obtener una variedad de plásticos con diferentes características. Cambiar la luz durante el proceso, por ejemplo, podría generar plásticos más duros o más flexibles según se necesite.

Reagan Dreiling, miembro del equipo de investigación, lo expresó de manera clara: "Todo el proceso, desde la creación hasta la reutilización, es más ecológico que los métodos actuales". Los detalles de este importante avance fueron publicados en la revista Nature.

Referencia de la noticia:

Dreiling, R.J., Huynh, K. & Fors, B.P. Degradable thermosets via orthogonal polymerizations of a single monomer. Nature 638, 120–125 (2025)