El cambio climático es otro motivo para dejar de fumar
Cada año se desechan 4.5 billones de filtros de cigarrillo y constituyen la mayor fuente de basura del océano. Fumar no solo trae consecuencias a la salud, también afecta la vida silvestre, el consumo de agua y la capa de ozono.
Los fumadores del todo el mundo compran alrededor de 6,5 billones de cigarrillos al año. Eso equivale a 18 mil millones por día. Aunque gran parte de lo que tiene adentro el cigarrillo y su envoltorio se desintegran al fumarse, no todo se quema, y para muchas personas la Tierra parece ser un gran cenicero. 60 millones de filtros es lo que lleva recolectado la ONG Ocean Conservancy de distintas playas del mundo desde 1986.
Los filtros de cigarrillo son el mayor contaminante del océano. Se fabrican de acetato de celulosa, una forma de plástico que puede tardar una década o más en descomponerse. Una vez en el agua, las colillas liberan microplásticos y los contaminantes que se encuentran en el tabaco, como la nicotina, el arsénico y el plomo. Cómo flotan en el agua, son comidos por animales marinos que los confunden con alimento, y se han encontrado fragmentos de filtros de cigarrillos en el 70% de las aves y el 30 % de las tortugas.
La ineficacia de los filtros y la comercialización engañosa sobre los beneficios de los cigarrillos con filtro están bien documentados. Son solo una herramienta de marketing, ya que las sustancias peligrosas como los carcinógenos, no son retenidos adecuadamente por el filtro, pero su uso sirve para reclutar y mantener a los fumadores como consumidores de estos productos peligrosos dando la falsa sensación de ser “menos tóxicos”.
Las bolsas, los utensilios de plástico de un solo uso y los sorbetes. Cada año los ambientalistas apuntan a un objetivo para controlar o eliminar las grandes fuentes de contaminación del océano. Gracias a este esfuerzo, el uso de algunos elementos fueron prohibidos o restringidos en muchos lugares, como es el caso de los sorbetes en la ciudad de Buenos Aires.
Un problema para la salud y para el cambio climático
La industria tabacalera es una de las principales responsables de la deforestación mundial. Para elaborar 300 cigarrillos es necesario talar 8 árboles, eso sin contar los que son usados en la fabricación del papel del cigarrillo y su envoltorio, la construcción de los graneros en los que se almacenan y la leña usada para curar las hojas del tabaco que hacen que adquieran su característico aroma.
La combustión también produce dióxido de carbono, uno de los gases que más contribuye al aumento del efecto invernadero. Se estima que los consumidores de tabaco producen 225 mil toneladas de dióxido de carbono cada año. A su vez, los suelos donde se cultiva tabaco son frecuentemente fumigados con metilbromuro, un químico que reacciona con otros gases de la atmósfera y que afecta la capa de ozono.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 7 millones de personas mueren cada año por el consumo del tabaco y, uno de cada dos niños, es fumador pasivo. Cada cigarrillo tiene más de 7000 sustancias químicas tóxicas que constantemente son liberadas al aire que, consciente o inconscientemente, todos estamos respirando.