El hallazgo en la Antártida que podría cambiarlo todo: una bomba climática bajo el océano

Científicos descubren una gigantesca fuga de metano en el lecho marino de la Antártida, una amenaza latente que podría acelerar el cambio climático y transformar el equilibrio del planeta.

Antártida
Investigadores estudian filtraciones de metano submarino, un fenómeno que podría acelerar el calentamiento global.

Un equipo de investigadores ha detectado una alarmante filtración de metano en el lecho marino de la Antártida, lo que encendió las alarmas sobre una posible catástrofe ambiental.

El hallazgo ocurrió en los márgenes de la península antártica, donde los científicos, equipados con tecnología de sonar y vehículos sumergibles autónomos, identificaron burbujas de metano ascendiendo desde el fondo del mar.

Este gas, con un poder de calentamiento al menos 25 veces superior al del dióxido de carbono, se formó a partir de la descomposición de materia orgánica y permaneció en los sedimentos oceánicos durante 20 mil años. Estuvo allí en la forma sólida de hidratos de metano. “Es como un hielo al que podrías prender fuego y ardería”, explicó a El País Roger Urgeles, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y miembro de la expedición.

Antártida
La inestabilidad de los depósitos submarinos de metano podría tener consecuencias para el clima global y las comunidades costeras.

El adelgazamiento de la capa de hielo antártica aligera el peso sobre la tierra y hace que el continente se eleve lentamente, un proceso conocido como rebote postglaciar. Según los científicos, ese movimiento favorece la liberación del metano congelado oculto bajo el fondo marino durante milenios. Encontraron, además, que el gas se está fugando a través de las fallas y grietas de los volcanes de fango que tienen cientos de metros de profundidad.

La magnitud de esta fuga sugiere que podría haber más reservorios en proceso de desestabilización, lo que incrementaría las emisiones y contribuiría a un calentamiento global aún más acelerado.

“Hemos estimado que en esta zona hay unas 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en los hidratos de metano, una cantidad equivalente a lo que emite toda la humanidad en dos años”, detalló Urgeles a El País.

La inestabilidad de los sedimentos marinos puede provocar gigantescos deslizamientos en el talud continental, capaces de desencadenar tsunamis. “Cuando los hidratos de metano pasan al estado de gas, ocupan un volumen 160 veces mayor. Si no se disipa de manera rápida, puede provocar enormes deslizamientos”, agregó el científico.

Una amenaza para el equilibrio climático global

Los investigadores observaron que el metano liberado en el océano se disuelve a unos 150 metros de profundidad, antes de alcanzar la atmósfera. Se necesitarán más investigaciones para saber cuánto gas se libera efectivamente al aire, pero los científicos advierten que la cantidad descubierta podría superar la capacidad natural del ecosistema para absorberlo.

Si esta tendencia se mantiene, el planeta podría enfrentar un ciclo de retroalimentación en el que el deshielo y la liberación de metano se potencien mutuamente, generando impactos climáticos extremos.

Según los investigadores, la inestabilidad de estos depósitos submarinos podría extenderse a otras regiones del océano Austral, aunque la dificultad de acceso a estas zonas ha impedido una evaluación completa del problema.

Antártida
Científicos investigan los volcanes de fango, posibles vías de escape para el metano atrapado en los sedimentos oceánicos. Imagen ilustrativa.

Uno de los principales temores es que la liberación de este gas termine por alterar patrones climáticos globales de forma irreversible. Algunos expertos advierten que, si estos procesos se intensifican, podrían favorecer eventos extremos como huracanes, olas de calor y cambios en las corrientes oceánicas, afectando directamente a comunidades costeras en distintas partes del mundo.

Además del impacto en el clima, la filtración de metano en grandes cantidades podría alterar profundamente los ecosistemas marinos. El aumento en la acidificación del agua y los cambios en la composición de los gases disueltos afectarían la biodiversidad de la región, poniendo en riesgo especies clave para la cadena alimentaria oceánica.

Investigaciones previas han demostrado que alteraciones en la química del océano pueden llevar a la desaparición de organismos esenciales para el equilibrio ecológico marino, afectando desde el fitoplancton hasta grandes depredadores.

Mientras los científicos continúan investigando la magnitud de este fenómeno, una conclusión es clara: este podría ser uno de los puntos de inflexión climáticos más peligrosos de la historia reciente, con efectos que no solo afectarían a la Antártida, sino al equilibrio global del planeta.