Guerra nuclear: esto comerías si lograras sobrevivir a la catástrofe
De ocurrir una catástrofe nuclear, las cosas no irían para nada bien en la Tierra. Los seres humanos que logren sobrevivir a ese episodio enfrentarían cambios radicales en sus vidas, entre ellos la alimentación. Esta sería tu dieta "post apocalipsis".
Si por una razón "X" nos tocara padecer una catástrofe nuclear, los seres humanos sobrevivientes permanecerían sin ver el Sol por al menos 15 años, esto sería una de las consecuencias del llamado "invierno nuclear". Los modelos matemáticos que simulan este tipo de situación extrema, han mostrado los efectos devastadores en los sistemas agrícolas del mundo durante largos años "post apocalipsis".
El panorama sería bastante complejo, es probable que densas nubes negras de hollín cubran el cielo, si eso ocurre los rayos solares no podrían atravesarlas. Esto incluiría una baja de temperatura notable, sería imposible que todos los cultivos resistan en un ambiente así, adiós a comer vegetales, legumbres o cereales como en la actualidad.
En consecuencia, sin hierba, los animales herbívoros no resistirían, y según la cadena alimentaria otros animales que se alimentan de ellos sucumbirían; los seres humanos que sobrevivan tendrían un cambio de vida radical y su alimentación sería limitada.
En un reciente trabajo de investigación publicado en la revista Ambio, de la Real Academia Sueca de Ciencias, sus autores: Daniel Jefferson Winstead y Michael Gregory Jacobson, analizaron qué alimentos podrían resistir a una catástrofe nuclear y cultivarse, veamos de qué se trata.
En los bosques tropicales está la esperanza
Los científicos proponen en esta investigación, encontrar nuevos cultivos tolerantes a la sombra, la sequía y el frío y más fuentes de reservas de alimentos, si hay alguna esperanza de alimentar a la población mundial en tal escenario de caos global.
Suelos y pastos congelados, la mayoría de las cosechas arruinadas, pero a pesar de esta catástrofe se estima que los bosques tropicales seguirían ofreciendo una oportunidad para producción limitada de alimentos por parte de los habitantes locales, puesto que estas porciones del planeta serían algo más cálidas que el resto de la Tierra envuelta en nubes de hollín.
Las plantas silvestres comestibles (WEP, por siglas en inglés), hoy en día son amortiguadores importantes de la seguridad alimentaria alrededor del mundo para los pueblos empobrecidos, y otros tantos con algún tipo de necesidad. Los investigadores clasificaron las WEP en siete categorías principales, y de una lista inicial de 247 seleccionaron 33 como las más adecuadas para su cultivo en los bosques tropicales después de una guerra nuclear.
La investigación muestra que en los bosques tropicales podrían estar disponibles en ese momento de crisis absoluta, ciertas cantidades de frutas, vegetales de hoja, semillas, raíces, especias, dulces y proteínas, por ejemplo: mandioca, hongo ostra silvestre, espinacas silvestres, amaranto vegetal, palmas, dilo, tamarindo, baobabs (sí, los de El Principito, aunque en el cuento representaban nuestros miedos o pensamientos negativos y debíamos arrancarlos a tiempo, ahora descubrimos que podrían servirnos como alimento), también las acacias, el picudo rojo (un tipo de parásito de las palmeras), y el gusano mopane del que te contaremos más a continuación.
El gusano mopane
Sí, vayan sacándose la sensación de asco porque hablaremos de "comer gusanos" en una vida de invierno nuclear. La mariposa Gonimbrasia belina es una especie de lepidóptero ditrisio de la subfamilia llamada "mariposa emperador", y posee grandes orugas comestibles, las mopani u orugas mopane. Es nocturna y propia de África, de hecho estas orugas hoy en día ya son una fuente importante de proteína para millones de personas en África austral, y existe una gran industria millonaria de cosecha y venta de orugas mopane, sus principales productores son algunas provincias de Sudáfrica, Botsuana, Namibia y Zimbabue.
Si bien esta oruga se alimenta principalmente del árbol del mopane, no se limita a esa dieta, y come de muchas otras especies de árboles de la misma región, incluyendo hojas del árbol mango, esa versatilidad facilita su supervivencia en un planeta de invierno nuclear donde las posibilidades de supervivencia son muy limitadas.
Las suelen conservar ahumándolas o secándolas al Sol (esta última opción ya no sería una posibilidad frente al invierno nuclear). Se comercializan en los supermercados rurales del sur de África, en salmuera y enlatadas. Estas orugas secas se pueden comer crudas, pero como los que las consumen aseguran que casi no tienen sabor (algo similar a las hojas de té), las suelen rehidratar y luego freír en una salsa. ¿Se animan a probarlas ahora, o dejarían este banquete solo para el caso de sobrevivir a la catástrofe?