Hallan más evidencia de que la Antártida fue un bosque verde y frondoso
El hallazgo de ámbar de 90 millones de años confirma que el continente blanco fue un bosque templado lleno de coníferas. Además, sugiere un clima más cálido, impulsado por niveles elevados de gases de efecto invernadero.
Científicos de la Universidad de Cambridge encontraron evidencia de que la Antártida fue un bosque repleto de árboles con flores.
La prueba de esto es el hallazgo de resina fósil, también conocida como ámbar, dentro de una capa de lignito de 5 centímetros. El lignito es un tipo de carbón fósil que se forma a partir de la acumulación de materia orgánica, como restos de plantas, en condiciones de baja temperatura y presión.
El análisis del ámbar indicó una antigüedad de entre 83 y 92 millones de años, por lo que pertenecería al período Cretácico medio. “Hasta el momento, se habían descrito depósitos de ámbar en todos los continentes excepto la Antártida”, sostienen los investigadores.
¿Qué dedujeron a partir de este hallazgo? Las piezas de ámbar presentaban signos de "resinosis traumática", un proceso que las plantas utilizan para sellar heridas en su corteza, posiblemente en respuesta a parásitos o a incendios forestales.
Pero además, la existencia de árboles productores de resina sugiere que las condiciones climáticas en esa época eran considerablemente más cálidas que en la actualidad. Esto, a su vez, apunta a la presencia de niveles más altos de gases de efecto invernadero, capaces de aumentar la temperatura en los extremos del planeta.
Los científicos creen que estas condiciones hicieron que regiones cercanas a los polos tuvieran climas templados y fueran aptas para una diversa vida vegetal y animal.
El proceso detrás del descubrimiento
El descubrimiento del ámbar fue en la región de Pine Island, en el mar de Amundsen, durante una expedición en 2017, y las conclusiones de la investigación se publicaron esta semana en Antarctic Science.
La resina fósil fue extraída a partir de fragmentos de lignito obtenidos mediante perforaciones en el lecho marino. Durante la expedición, el equipo utilizó la plataforma MARUM-MeBo70 para explorar sedimentos profundos.
Utilizando microscopios, los investigadores pudieron confirmar que la resina tenía características típicas, como su transparencia y fluorescencia, lo que corroboró su origen vegetal y su buen estado de conservación.
Lo bautizaron "ámbar de Pine Island", en referencia al lugar del hallazgo, y es el primer registro de su tipo en el continente blanco, lo que reafirma a la Antártida como una pieza clave en la reconstrucción de climas y ecosistemas del pasado.
La investigación no solo confirma la biodiversidad que existió en esta región remota, sino que pone en perspectiva los cambios climáticos que ha experimentado nuestro planeta a lo largo de millones de años.
Referencia de la noticia:
Klages JP, Gerschel H, Salzmann U, et al. First discovery of Antarctic amber. Antarctic Science. Publicado en línea en 2024:1-2.