Impresora de vacunas: revolucionario desarrollo que elimina los pinchazos y puede producir cientos de dosis al día
Investigadores del MIT han desarrollado una impresora portátil de parches de microagujas que acabará con los problemas de distribución y facilitará la vacunación de millones de personas en todo el mundo.
En el documental “Cold Chain Missión” de la BBC, el reconocido actor y embajador de UNICEF Ewan McGregor, lleva vacunas a los niños de aldeas aisladas en los lugares más remotos de la India, Nepal y el Congo. Es una manera de mostrar las dificultades que atraviesan quienes se encargan de hacer llegar las vacunas a todo el planeta sin que estas pierdan la cadena de frío y queden inutilizadas.
Afortunadamente un equipo de investigadores del MIT ha encontrado una práctica solución a este problema: diseñaron una impresora móvil de vacunas con capacidad para producir cientos de dosis en un solo día.
Por sus dimensiones y requerimientos, este tipo de impresoras podría implementarse en cualquier lugar donde se necesiten vacunas, olvidándonos de la infraestructura necesaria, y muchas veces inexistente para conservarlas. Ana Jaklenec, investigadora del Instituto Koch para la Investigación Integrativa del Cáncer del MIT afirma que “Algún día podremos tener una producción de vacunas bajo demanda. Si, por ejemplo, hubiera un brote de ébola en una región en particular, uno podría enviar algunas de estas impresoras allí y vacunar a las personas en ese lugar”.
El problema
Es que además de la cadena de frío, necesaria para su transporte y almacenamiento, muchas vacunas requieren de personal entrenado para su aplicación, jeringa y aguja, lo que implica costos adicionales y logística. Esta impresora produce parches de 2 x 2 centímetros que contienen cientos de microagujas. Este parche se puede adherir a la piel, permitiendo que la vacuna se administre sin necesidad de una inyección tradicional, reduciendo el dolor y los temores de los más reacios al pinchazo. Y lo más importante: una vez impresos, los parches se pueden almacenar durante meses a temperatura ambiente.
En la pandemia, las vacunas de ARNm COVID-19 desarrolladas por Pfizer y Moderna, requerían de una logística especial para el transporte y almacenamiento, ya que necesitaban refrigeración. Estos requerimientos causaron demoras y complicaciones en la distribución, en particular en los países en desarrollo o con economías frágiles, que sufrieron una distribución desigual de dosis durante la pandemia.
¿Cómo funciona?
Cuando se aplica el parche en la piel, las puntas de las agujas se disuelven debajo de la piel y liberan la vacuna. Es que la "tinta" utilizada por los investigadores para imprimir las microagujas, incluye moléculas de vacunas de ARN encapsuladas en nanopartículas de lípidos, las que les ayudan a permanecer estables durante largos períodos de tiempo.
Dentro de la impresora, un brazo robótico inyecta la tinta en moldes de 2 x 2 cm con cientos de microagujas, a la vez que una cámara de vacío situada debajo del molde succiona la tinta hasta el fondo, para asegurar que esta llegue hasta las puntas de las agujas. La tinta también contiene polímeros que permiten que se pueda moldear fácilmente, que el parche conserve su capacidad de inoculación hasta meses, incluso si se almacenan a temperatura ambiente o una mayor. Una vez que cada molde está lleno, tarda uno o dos días en secarse.
El diseño en forma de parche, tiene varias ventajas: ocupa poco espacio, se puede almacenar y transportar sin demasiados requerimientos logísticos, y puede ser autoaplicada, sin necesidad de personal especializado para la inmunización.
Los investigadores anticipan que las versiones futuras podrían tener una mayor capacidad.
John Daristotle, uno de los investigadores declaró: “Cuando comenzó el Covid-19, las preocupaciones sobre la estabilidad de la vacuna y su acceso nos motivaron a tratar de incorporar vacunas de ARN en parches de microagujas”.
El futuro
Esta nueva impresora ya se probó con éxito con las vacunas de Pfizer y Moderna, según un estudio publicado en la revista Nature Biotechnology. Sin embargo, el objetivo de los investigadores es que la impresora pueda adaptarse a cualquier vacuna que se necesite, incluidas aquellas hechas de proteínas o virus inactivados como las de la poliomielitis, el sarampión y la rubéola.
Robert Langer, cofundador de Moderna y uno de los autores del estudio, espera que la impresora pudiera utilizarse para "el próximo COVID, o cualquier otra crisis que se produzca en el futuro".