¡Increíble! El mecanismo de los caimanes para soportar las olas de frío
La sorprendente capacidad de adaptación de algunas especies ante las temperaturas extremas, a veces, se hace viral.
Un enorme caimán sumergido en agua congelada fue una de las imágenes más asombrosas de los últimos días. La escena, que se volvió viral, ocurrió en Beaumont, Texas, durante la ola de frío que afectó a gran parte de los Estados Unidos en enero.
El lomo del animal, patas, cola y casi toda la cabeza se ven inmóviles bajo el hielo. Sólo sobresale parte del hocico. ¿Se congeló? ¿Está muerto?, nos preguntamos.
Afortunadamente, no fue así. Lo que hizo el caimán se llama brumación, un mecanismo natural para enfrentar las bajas temperaturas. Ante el inminente congelamiento del entorno, el animal ejecuta una maniobra instintiva y estratégica: deja su nariz y dientes frontales por fuera de la superficie, para poder respirar durante el tiempo que se avecina.
A medida que avanza el frío, el hielo se congela a su alrededor, pero él sigue vivo, con los ojos cerrados. Su temperatura corporal disminuye y su metabolismo se ralentiza mucho: solamente respira 3 veces por minuto.
La brumación es a las especies de sangre fría lo que la hibernación para los mamíferos. Aunque, ciertamente, hay algunas diferencias.
Como la hibernación, pero más despierto
La hibernación es el mecanismo de supervivencia de unas 200 especies de mamíferos de sangre caliente –llamados endotérmicos- para atravesar el invierno. En los períodos helados, las fuentes de alimento escasean, y por eso, es vital ahorrar energía. Así, antes de comenzar la hibernación, la mayoría de las especies almacena recursos en forma de grasa.
Durante la hibernación, el metabolismo cambia: baja la frecuencia cardíaca, el ritmo respiratorio y la temperatura corporal. El animal no come, no se mueve, no defeca, la actividad cerebral se reduce al mínimo, y algunas especies solo respiran 1 vez cada 20 minutos.
Tanto en hibernación como en brumación los animales entran en un estado de mínimo consumo energético, conocido como letargo.
La principal diferencia entre la hibernación y la brumación es el grado de inactividad. Durante la brumación, los reptiles no caen en un sueño total, y tienen períodos de actividad. Aunque no comen, siguen bebiendo para evitar la deshidratación. En los días más cálidos, los caimanes pueden emerger para tomar el sol.
“La hibernación y la brumación son períodos de latencia en los que los procesos fisiológicos se desaceleran en respuesta a las bajas temperaturas. Durante la hibernación, los mamíferos caen en un sueño profundo y no comen ni beben. Durante la brumación, los reptiles no caen en un sueño total, pero aún tienen períodos de actividad”, explica el sitio del Acuario de Carolina del Sur.
La brumación es propia de reptiles y anfibios, es decir de especies de sangre fría, o ectotermos. Son aquellas especies que no pueden producir su propio calor interno y, por lo tanto, dependen de fuentes de calor externas para alcanzar una determinada temperatura corporal.
En particular, los caimanes tienen crestas a lo largo de su lomo. Estas placas óseas se llaman escudos y contienen vasos sanguíneos que actúan como conductores de calor.
A medida que el sol calienta la superficie de la piel, la sangre que corre a través de los escudos se calienta y se distribuye por el resto del cuerpo. Cuando un caimán se calienta demasiado mientras toma el sol, abre la boca para disipar el calor.