El inicio del deshielo del "glaciar del Juicio Final" comenzó hace 80 años provocado por un Niño muy intenso
El estudio de núcleos de hielo permitieron saber que el rápido deshielo del “glaciar del Juicio Final”, en el oeste de la Antártida, comenzó en la década de 1940 tras una fluctuación inusualmente cálida de El Niño. Eso representa que se inició 3 décadas antes de lo que se pensaba.
El glaciar Thwaites está situado en la Antártida Occidental y tiene aproximadamente una superficie aproximada a la provincia de Córdoba. Es por eso que tiene un gran potencial para aumentar el nivel del mar en 60 centímetros, y lo que lo ha hecho conocido como el glaciar del Juicio Final. Lo cierto es que este glaciar empezó un camino de deshielo desde hace varias décadas.
Ahora un estudio pudo datar el inicio de ese deshielo 30 años antes de lo que se suponía hasta la actualidad, con lo que el proceso se inició unos 80 años atrás en la década de 1940. El disparador de este proceso deshielo habría sido originado por un fenómeno extremo de El Niño en aquel momento.
El estudio de núcleos de hielo han permitido llegar a esta conclusión. El proceso de derretimiento aumentó su velocidad en la década de 1980 contribuyendo a un aumento del 4 % del nivel global del mar con la pérdida de unos 540.000 millones de toneladas métricas de hielo, tal como lo indica Live Science. Hasta ahora, como la cobertura por satélite de la Antártida sólo se remonta a 1978, los científicos no estaban seguros de cuándo comenzó el deshielo.
Papel vital en la regulación del hielo antártico
Hace pocos días, el pasado 26 de febrero, se publicó el estudio en cuestión en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), y luego de analizar núcleos de hielo extraídos del glaciar, se sitúa el comienzo del retroceso del glaciar en la década de 1940, cuando un fenómeno de El Niño inició el deshielo de Thwaites y su vecino septentrional, el glaciar Pine Island.
Rachel Clark, del Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la Universidad de Houston, y primera autora del trabajo, indicó a Live Science que "lo especialmente importante de nuestro estudio es que este cambio no es aleatorio ni específico de un glaciar. Forma parte de un contexto más amplio de un clima cambiante". Los glaciares de Thwaites y Pine Island son enormes: Thwaites tiene una superficie de unos 192.000 kilómetros cuadrados, y Pine Island unos 162.300 kilómetros cuadrados.
En el sumario de la investigación, los autores indican que el glaciar Thwaites desempeña un papel vital en la regulación de la estabilidad de la capa de hielo de la Antártida Occidental y, por tanto, en el aumento global del nivel del mar. Los sedimentos marinos situados frente al glaciar revelan que la zona de encalladura se había retirado a su posición actual al menos hace 9.400 años. La plataforma de hielo flotante que bordea el glaciar Thwaites perdió el contacto con las elevaciones del fondo marino a mediados del siglo XX, simultáneamente con la plataforma de hielo del vecino glaciar Pine Island.
El inicio del deshielo
El retroceso sincronizado de estas dos grandes corrientes de hielo sugiere que, en lugar de estar impulsado por una dinámica interna propia de cada glaciar, el retroceso en el sector de drenaje del Mar de Amundsen es el resultado de factores externos de tipo oceanográfico y atmosférico, que, según recientes estudios de modelización, están modulados por la variabilidad climática.
Para averiguar cuándo comenzó el retroceso, los investigadores recogieron muestras de sedimentos en siete lugares alrededor de los dos glaciares. Los glaciares habían triturado las partículas de roca que contenían los testigos de formas sutilmente distintas en función de su estado de fusión, por lo que los sedimentos eran indicadores climáticos extraordinariamente precisos.
El análisis de los núcleos de hielo obtenidos, que datan de hace más de 10.000 años, reveló que el retroceso de los glaciares estuvo precedido por un patrón climático de El Niño inusualmente cálido entre 1939 y 1942. La brevedad de este calentamiento alarmó a los científicos, pues les demostró que, aunque el desencadenante del deshielo haya cesado, la respuesta de los glaciares puede prolongarse durante décadas. Una vez que el sistema se desequilibra, el retroceso es continuo.