Las ballenas son personas jurídicas con derechos inherentes, ¿qué significa este histórico reconocimiento?
Líderes originarios de toda la Polinesia, Aotearoa (Nueva Zelanda), Tonga, Tahití, Hawái y las Islas Cook, firmaron el “He Whakaputanga Moana”, la Declaración para el Océano, un reconocimiento a las ballenas como personas jurídicas con derechos inherentes. Te contamos en que consiste y cómo se intenta proteger así al mamífero más grande de la Tierra.
Las poblaciones de ballenas han sufrido una importante disminución a nivel global debido a actividades humanas. Si bien no es un tratado internacional vinculante, el llamado polinesio a otorgar personalidad jurídica a las ballenas está generando conversaciones sobre el uso del conocimiento indígena para proteger a las ballenas y combatir el cambio climático de origen antropogénico.
¿Cómo surgió la ‘Declaración de la Personalidad Jurídica de las Ballenas’?
La concesión de personalidad jurídica a las ballenas representa un cambio de paradigma que se aleja de la suposición de la supremacía humana sobre la naturaleza, dando efecto a las visiones del mundo ecocéntricas, quizás especialmente las de las naciones y pueblos indígenas.
Una larga y trágica historia envuelve la relación entre Ngāi Tūhoe, una tribu maorí basada en Te Urewera, Aotearoa, y el gobierno de Nueva Zelanda que nunca cedió su soberanía a la Corona británica y fue objeto de invasiones brutales, confiscación de tierras y hambrunas.
En 2014, tras un largo proceso de acuerdo, el Parlamento de Nueva Zelanda aprobó por unanimidad la Ley Te Uruwera, otorgando a Te Uruwera (la tierra ancestral de la tribu Tūhoe), "todos los derechos, poderes, deberes y responsabilidades de una persona jurídica".
Los maoríes, en el intento de proteger a los mamíferos más grandes del mundo, reunieron en marzo del 2024 en una isla del Pacífico a los líderes de otros 30 pueblos indígenas y han firmado una declaración que puede ser histórica, porque, por primera vez, otorga a las ballenas el estatus de “personalidad legal”.
Todo esto sirvió de iniciativa al proyecto llamado “Hinomoana Halo”, liderado por los maoríes con el objetivo de regenerar su tierra y océano a través de inversiones en capital natural.
Iniciativa oceánica "Hinemoana Halo"
La iniciativa oceánica Hinemoana Halo, está liderando los llamamientos para la personalidad jurídica de las ballenas. Nombrada en honor a Hinemoana, la diosa maorí del océano, Hinemoana Halo es un movimiento liderado por indígenas con la visión de proporcionar "un manto tejido de protección para nuestros tesoros, las magníficas ballenas".
La Declaración permite al equipo de Hinemoana Halo iniciar conversaciones con los gobiernos de Nueva Zelanda, Tahití, Tonga y otros países polinesios para desarrollar marcos legales para hacer cumplir mayores protecciones para las ballenas.
De hecho, las ancestrales culturas maorí y polinesia ya consideran que las grandes ballenas son sus antepasados, por lo que la Declaración de Personalidad viene a reparar una “deuda histórica”. Esta declaración histórica reconoce a las ballenas como “personas jurídicas con derechos inherentes” y esto supone un poderoso llamamiento a la acción para su protección.
Actuales protecciones legales para las ballenas
Las amenazas a las ballenas debido a la actividad humana son múltiples, incluyen: su caza, el enredo en artes de pesca, los choques con buques y la contaminación del agua.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) es el principal régimen de Derecho para los océanos y mares del mundo. Hay 169 Estados Partes en UNCLOS. Según el Artículo 65 de UNCLOS, los Estados Partes deben trabajar a través de la Comisión Ballenera Internacional (IWC), que es el organismo internacional responsable de la conservación de las ballenas y la gestión de la caza para la conservación de estos mamíferos.
Los gobiernos individuales son responsables de establecer y regular las capturas de caza científica de ballenas (un tema de controversia). La IWC ha designado dos santuarios para ballenas, que prohíben la caza comercial en sus áreas: uno en el Océano Índico y otro en las aguas alrededor de la Antártida.
En el Pacífico, Nueva Zelanda y Australia, con el apoyo de las naciones insulares del Pacífico, propusieron el establecimiento de un Santuario de Ballenas del Pacífico Sur en 2001, pero esta propuesta no cumplió con el umbral, lamentablemente.
Se encontraron varias irregularidades con respecto a determinados permisos especiales de caza científica. La Corte encontró, por ejemplo, que Japón violó sus obligaciones con respecto a la caza comercial y la prohibición de la caza de ballenas en el Santuario del Océano Austral; ese país se retiró de la IWC en 2019 para reanudar la caza comercial de ballenas. Además, Noruega e Islandia continúan cazando ballenas comercialmente, socavando la efectividad de la moratoria sobre la caza comercial.
En el Pacífico Sur, la legislación nacional ya se ha utilizado para otorgar protección a las ballenas. Se han declarado numerosas zonas económicas exclusivas estatales como santuarios para ballenas, resultando en más de 12 millones de kilómetros cuadrados de protección.
A pesar de los esfuerzos para proteger a estos animales, investigaciones sugieren que entre 60 mil y 300 mil ballenas (incluidos delfines y marsopas) son asesinados como captura secundaria "accidental" por las pesquerías globales cada año.
El cambio climático y las ballenas
En colaboración con Hinemoana Halo, el Director Adjunto en el Instituto para el Desarrollo de la Capacidad del Fondo Monetario Internacional, Ralph Chami, estima que una gran ballena, a lo largo de su vida, secuestra aproximadamente 33 toneladas de CO2, equivalente aproximadamente a 30 mil árboles.
Cuando una ballena muere, se hunde hasta el lecho marino y transfiere el carbono que ha secuestrado a las criaturas que se alimentan de su cadáver. Además, las ballenas estimulan el crecimiento del fitoplancton, contribuyendo a los aproximadamente 40 mil millones de toneladas de CO2 que estas criaturas extraen de la atmósfera cada año.
Hinemoana Halo ve la oportunidad de aprovechar el mercado internacional de carbono para revitalizar la biodiversidad marina en el Pacífico y empoderar a las comunidades indígenas para proteger, manejar y monitorear el medio marino.
Referencia de la noticia:
Flav, E. (2024, Julio 2). "Whale Personhood in Polynesia. Earth Law Center".