Las corrientes oceánicas colapsarían en la Antártida: ¿cómo nos afectará?
La circulación de agua alrededor de la Antártida disminuirá en un 40 % durante las próximas tres décadas, con graves implicancias para el océano y también para el clima global.
Los océanos están entrando en colapso. Eso es lo que encontró un estudio realizado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Australia. Esta disminución está a punto de estancar la circulación oceánica profunda, afectando profundamente el clima y los ecosistemas marinos.
En la Antártida, el agua se enfría y se hunde en capas más profundas, impulsando una red de corrientes que se extiende por los océanos de todo el planeta. Entonces, cuando se hunde, crea un flujo de energía, carbono, oxígeno y nutrientes hacia todo el mundo.
Este flujo es capaz de influir en todo, desde los ecosistemas marinos hasta el clima global. Sin embargo, según los científicos, si las emisiones globales de carbono continúan al ritmo actual, las corrientes oceánicas disminuirán en más de un 40% durante los próximos 30 años, en una camino que se dirige hacia el colapso.
Predecir el comportamiento de los océanos profundos
Alrededor de 250 billones de toneladas de agua fría, salada y rica en oxígeno se hunden en la región antártica cada año. Esa agua luego se esparce y transporta oxígeno a las profundidades de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico.
Modelando detalles de procesos oceánicos que nunca antes se habían simulado, como la influencia del derretimiento del hielo en la circulación oceánica , y utilizando un escenario pesimista de emisiones de gases contaminantes, los científicos pudieron determinar que este sistema está colapsando.
Resulta que esta corriente oceánica profunda se ha mantenido en un estado relativamente estable durante miles de años, pero con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, se ralentizará significativamente en las próximas décadas.
La razón principal de este fenómeno es precisamente el derretimiento del hielo alrededor de la Antártida. Este proceso, cada vez más rápido, hace que las aguas oceánicas sean menos densas, ralentizando la circulación antártica.
Con el colapso de esta corriente oceánica profunda, los océanos por debajo de los 4000 metros simplemente no se moverían más, entrando en un estado de estancamiento. Esto atraparía los nutrientes en las profundidades del océano, reduciendo los alimentos disponibles para sustentar la vida marina en las capas superiores del océano.
Además, el proceso calentará significativamente las profundidades del océano, un proceso que ya está en marcha y ha sido confirmado por mediciones directas. En conjunto, el resultado será una extinción masiva en los océanos y un profundo cambio en el clima global, cuya escala aún no se ha determinado.
Desafortunadamente, el derretimiento de las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia continuará acelerándose a medida que el planeta se caliente. Esto significa que, ciertamente, las próximas generaciones serán testigos de profundos impactos oceánicos provocados por la emisión de contaminantes.