Las tragedias que obligaron a regular la calidad del aire
En el siglo XX se implementaron las primeras y más influyentes leyes ambientales, luego de que dos sucesos, en distintas ciudades, demostraran que la calidad del aire era un problema que se debía abordar rápidamente.
El 27 de octubre de 1948 parecía una día normal en Donora, EEUU. Pero poco a poco las moléculas tóxicas provenientes de las metalúrgicas del lugar se acumulaban en el aire y formaban una densa niebla que cubría la ciudad. Duró cuatro días y fue bautizada como “la niebla asesina” ya que la mitad de los habitantes enfermaron, 20 murieron y 50 más lo hicieron al mes siguiente.
Los científicos llevaron a cabo una investigación sobre lo ocurrido y determinaron que el desastre fue producto de factores humanos y meteorológicos. Los gobiernos se vieron obligados a determinar los estándares de calidad del aire y crear la Agencia de Protección Ambiental. La Ley de Aire Limpio de 1970 fue una de las primeras y más influyentes leyes ambientales aprobadas en los EEUU. La ley establece estándares para controlar la contaminación del aire y garantiza que se mantenga limpio para respirar. El pueblo de Donora, adoptó el lema “El aire limpio comenzó aquí”.
Un evento similar pero de mayor escala ocurrió en Londres. En diciembre de 1952 se formó una niebla tan espesa que los residentes no podían ver sus propios pies. 12 mil personas murieron y decenas de miles se enfermaron por la nube venenosa que persistió durante 5 días.
La Gran Niebla de 1952 inspiró una serie de leyes de aire limpio que restringieron el uso del carbón y fomentaron el del gas y la quema de coque (combustible sólido), que producían muy poco humo. Los efectos fueron inmediatos, pero no bastaron para impedir otro gran episodio de smog en diciembre de 1962.
Las causas
La niebla fue una combinación de factores humanos y meteorológicos. La madera se encareció y el carbón se convirtió en el principal combustible. Su uso se intensificó y creció su demanda para alimentar todo tipo de industrias que no tenían ningún tipo de regulación.
Las compañías causantes de la niebla asesina negaron tener responsabilidad alguna en la formación de este fenómeno, a fin de cuentas, habían estado haciendo lo mismo durante décadas. Pero durante esos días, un factor meteorológico fue clave para que la situación sea una catástrofe. Las ciudades se encontraban bajo condiciones anticiclónicas, lo que generaba una inversión térmica que atrapaba el aire contaminado cerca del suelo, y evitaban que la niebla tóxica se disipe en la atmósfera como de costumbre.
Revistas, televisiones y periódicos se hicieron eco de lo ocurrido. El mundo comenzó a tomar medidas e introdujo el término “smog”, una combinación de las palabras smoke y fog (humo y niebla), para hablar de una acumulación puntual de polución por causas naturales y también artificiales.