Los combustibles para cocinar como el gas natural, el propano y la madera podrían poner a los niños en riesgo
Un nuevo estudio encontró que la exposición a la contaminación del aire interior puede provocar retrasos en el desarrollo de la primera infancia. Para llegar a estas conclusiones se analizaron más de 4.000 familias en Estados Unidos.
Que el humo de cigarrillo es malo para los niños que están en la habitación es algo que ya no se cuestiona. Pero, ¿qué sucede con otros tipos de humo? Esta pregunta motivó a los investigadores de la Universidad de Buffalo a realizar un estudio sobre las consecuencias del uso de combustibles sucios al cocinar y calentar interiores, y el tabaquismo pasivo. Los resultados preocupan y plantean serias inquietudes sobre la calidad del aire interior y sus efectos en los más jóvenes.
El estudio se centró en la exposición a combustibles sucios utilizados para cocinar y calentar en el hogar, como el gas natural, el propano y la quema de madera. Los investigadores analizaron una muestra de más de 4.000 parejas de madres e hijos en los Estados Unidos. Las conclusiones sugieren que la exposición a estos combustibles sucios se asocia con retrasos en el desarrollo de los niños.
El análisis incluyó 4.735 parejas de madre e hijo inscritas entre 2008 y 2010 y un gran equipo que siguió los hitos del desarrollo infantil hasta los tres años de edad. Los participantes informaron sobre la contaminación del aire interior durante el embarazo y el período posnatal.
“Las estufas de gas son uno de los principales contribuyentes a los niveles de monóxido de carbono y dióxido de nitrógeno en interiores, y algunas familias las usan varias veces al día”, dice Alexandra Grippo, autora principal del estudio, publicado en la edición de octubre de Environmental Research. “Los bebés y los niños pequeños pasan más tiempo en interiores y son particularmente vulnerables a los contaminantes interiores porque no están completamente desarrollados”.
Resultados
Kexin Zhu, coautor del estudio, señala: "Descubrimos que los niños expuestos a cualquier combustible para cocinar sucio tenían un mayor riesgo de retrasos en el desarrollo". Esto sugiere que es crucial abordar la cuestión de la contaminación del aire interior en general, no sólo en relación con el gas natural.
Para evaluar el desarrollo y los logros de los niños, se analizaron los cinco dominios del desarrollo: comunicación, habilidades motoras gruesas y finas, personal-social y resolución de problemas.
La exposición a combustibles sucios para cocinar desde el embarazo hasta los 36 meses de edad aumentó las probabilidades de fallar en cualquier dominio del desarrollo en un 28%, en el dominio motor grueso en un 52% y en el dominio personal-social en un 36%.
Los investigadores también observaron asociaciones significativas que conectan la cocina sucia con fallas en cualquier dominio entre los bebés nacidos de madres jóvenes, los hijos únicos (embarazo de un solo bebé) y los bebés varones.
Análisis de tabaquismo
Un total del 21,5 % de las mujeres informó haber estado expuesta al humo pasivo durante el embarazo, y otro 14,2 % informó haber fumado activamente durante el embarazo. Los investigadores también observaron una asociación positiva que conecta la exposición pasiva al humo con el fracaso en la resolución de problemas en hijos de madres no fumadoras.
"El tabaquismo pasivo también es una fuente importante de contaminación del aire interior y no debe ignorarse", comenta Zhu. “El humo pasivo contiene sustancias tóxicas, como el plomo, que pueden perjudicar el desarrollo de los niños”, concluye.
“Descubrimos que la exposición pasiva al humo puede aumentar la probabilidad de fracasar en la resolución de problemas entre los niños pequeños de madres no fumadoras. Por lo tanto, proteger a los niños del humo pasivo es importante para mejorar su salud y bienestar”.
Por último, el estudio resalta que se necesita más investigación, pero los resultados actuales subrayan la necesidad de considerar alternativas más limpias para cocinar y calentar en el hogar, como la electricidad o la energía solar, con el fin de proteger la salud de nuestros niños.