Los expertos alertan: la inteligencia artificial multiplicará por 1000 la basura electrónica esta década
Un estudio advierte sobre el desequilibrio entre la emisión de basura electrónica proveniente de la IA y las posibilidades de implementar estrategias rápidas para gestionar esos desechos.
El arrollador avance de la inteligencia artificial tiene como contrapunto un altísimo costo ambiental. Además de las emisiones de carbono, el elevado consumo energético y de agua que esta tecnología requiere para funcionar, otro efecto colateral agrava sus impactos: la basura electrónica o e-waste.
Según un estudio publicado esta semana en Nature Computacional Science, la inteligencia artificial generativa (IAG) podría multiplicar por 1000 la cantidad de e-waste, y llegar a arrojar entre 1,2 y 5 millones de toneladas de desechos entre 2020 y 2030, si no se toman medidas que frenen la acumulación de equipos en desuso.
A diferencia de las IAs que solo identifican patrones o clasifican información, la inteligencia artificial generativa (IAG) es el tipo de IA que puede crear nuevo contenido, como texto, imágenes, audio o video, basándose en los datos con los que fue entrenada. Modelos como ChatGPT o DALL-E, que generan texto y arte visual respectivamente, son ejemplos de IAG.
La IAG requiere enormes cantidades de recursos computacionales que deben ser cada vez más potentes. Las unidades de almacenamiento y procesamiento, placas y baterías que se desechan contienen materiales muy contaminantes, como cromo y plomo.
Los autores, científicos de la Academia China de las Ciencias, apuntan que “la rápida rotación de servidores para ahorrar costos operativos”, hace que sea urgente impulsar estrategias de economía circular que permitan reutilizar los materiales descartados en los datacenters de los principales gigantes tecnológicos.
“Tengo una profunda preocupación en cuanto a la competencia entre la tasa de expansión de la IA generativa y la adopción de la economía circular. Dado el aumento sin precedentes de la demanda de esta tecnología, para ganar esta batalla, las medidas de choque deberían implementarse de manera inminente”, dijo, al periódico El País, Peng Wang, investigador del Instituto de Medio Ambiente Urbano de la Academia China de las Ciencias, y uno de los autores del estudio.
Escenarios de crecimiento de la IA
Los investigadores consideraron distintos escenarios de desarrollo de la IAG, para calcular la emisión de desechos electrónicos en cada uno .
El escenario más conservador supone que la industria se mantiene en el crecimiento del 2022 y 2023, en torno al 41 %. Es la perspectiva menos probable, considerando el ritmo de desarrollo que vienen teniendo los gigantes tecnológicos.
Los siguientes escenarios estiman crecimientos del 85 %, 115 % y 136 % de la industria de IAG, tomando como parámetro el crecimiento de los asistentes de voz y las funcionalidades de redes sociales como Tik Tok o Facebook.
En el escenario de mayor crecimiento, y suponiendo que no se toman medidas especiales de gestión de e-waste, los desechos electrónicos pasarían, de las 2600 toneladas que se emiten hoy, a entre 0,4 y 2,5 millones de toneladas en 2030.
Según los autores, estas cifras resultan alarmantes. Sin embargo, sugieren que la economía circular podría atenuar la huella ambiental. “La implementación de estrategias de economía circular a lo largo de la cadena de valor de la IAG podría reducir la generación de desechos electrónicos entre un 16 y un 86 %. Esto subraya la importancia de la gestión proactiva de los desechos electrónicos ante el avance de las tecnologías de la IAG”, afirma el estudio.
La estrategia más prometedora, según explicaron los investigadores, es extender la vida útil del hardware, ya que un año adicional permitiría conservar el 62% de los servidores de IA que actualmente se desechan cada año, aproximadamente 3,1 millones de toneladas.
Los servidores contienen componentes principales como semiconductores, baterías y estructuras, que, al desecharse, liberan tanto sustancias tóxicas como materiales valiosos, entre ellos oro, plata y platino. Reciclarlos adecuadamente podría tener un valor económico de entre 14.000 y 28.000 millones de dólares, según explicaron los expertos.
Peng Wang y su equipo no incorporaron en sus proyecciones un factor que podría empeorar el panorama: las restricciones a la importación de semiconductores. Esto podría impedir que varios países aprovechen las mejoras continuas en la eficiencia de los chips.
Según el análisis, un retraso de un año en el acceso a semiconductores avanzados podría provocar un aumento del 14 % en los servidores de IAG que alcanzan el final de su vida útil, lo que representaría aproximadamente 5.7 millones de toneladas adicionales de residuos electrónicos. La concentración geográfica de centros de datos de IA llevaría a que Europa, Asia Oriental y América del Norte generen la mayor parte de estos residuos, aunque finalmente gran parte termine en África y Asia.
Referencia de la noticia:
Wang, P., Zhang, LY., Tzachor, A. et al. Desafíos de la inteligencia artificial generativa en materia de desechos electrónicos. Nat Comput Sci (2024).