Malas noticias para los humanos: el cambio climático favorece la invasión de ratas en las ciudades
A medida que las temperaturas aumentan y las ciudades tienen menos espacios verdes, las ratas urbanas se sienten a sus anchas y aumentan su población… y el riesgo de enfermedades asociadas.
El año pasado, las ratas han ocupado espacios destacados en las noticias. Ciudades como Nueva York, Boston, Roma, París, Sevilla, Madrid, Bogotá y muchas otras, le han declarado la guerra a estos roedores, que ya son un problema global y que afecta a ciudades de todos los tamaños y en todas latitudes.
La responsabilidad de esta plaga global no es unívoca, sino que son varios los motivos por los cuales ha aumentado la invasión de ratas en ciudades de clase mundial como en otras más modestas. Entre ellos, podemos mencionar los procesos de urbanización descontrolada, que les brindan un suministro constante de alimento y refugio a las ratas, sumados a los restos de comida en las calles, los edificios abandonados y las deficiencias en los sistemas de recolección y tratamiento de residuos.
Y si a ello le sumamos el cambio climático que, mediante el aumento de las temperaturas y los eventos meteorológicos extremos, han forzado a estos roedores a abandonar sus hábitats naturales en busca de refugio y alimento en áreas urbanas a la vez que crean condiciones cada vez más favorables para la proliferación de las ratas.
Eclosión de ratas
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Richmond en los Estados Unidos y publicado en la revista científica Science Advances, utilizó datos de inspecciones y denuncias públicas de 16 ciudades de todo el mundo para estimar las tendencias de las poblaciones de ratas. El estudio halló que 11 de las 16 ciudades (69 %) registraron un aumento significativo del número de ratas, entre ellas Washington D.C., Nueva York y Ámsterdam, mientras que solo tres ciudades (Tokio, Louisville y Nueva Orleans) experimentaron descensos en su población.
Las ciudades con mayor densidad poblacional y más urbanizadas, también registraron mayores incrementos en la población de ratas. De allí que una de las primeras conclusiones del estudio es que el aumento de las temperaturas y el incremento de la población en las ciudades, son factores que pueden estar amplificando los periodos de actividad estacional de los roedores, a la vez que aumenta la disponibilidad de alimentos para las ratas urbanas.
Jonathan Richardson, ecologista urbano de la Universidad de Richmond en Virginia y uno de los principales investigadores de este trabajo, señala que muchos de sus colegas habían predicho que las poblaciones de ratas aumentarían con el cambio climático, pero nadie tenía datos que respaldaran tal pronóstico.
Costosa guerra contra los pequeños peludos
Richardson y sus colegas recopilaron registros de quejas presentadas sobre ratas e informes de inspección de plagas en 13 ciudades de los Estados Unidos, así como de ciudades como Toronto, Tokio y Ámsterdam. Posteriormente analizaron las tasas de quejas de ratas durante un promedio de 12 años en cada ciudad y las compararon con los niveles de urbanización (evolución de los espacios verdes), el nivel socioeconómico, la densidad de la población humana y la variación de la temperatura media a lo largo del tiempo.
Las ratas no sólo hacen que la gente salga corriendo ante su sola presencia: generan daños físicos en las viviendas al masticar cables, se comen nuestros alimentos, cultivos y jardines. Sus heces contaminan los alimentos que han estado en contacto, y pueden propagar enfermedades infecciosas como la leptospirosis y el tifus murino. Solo en los Estados Unidos se estima que las ratas generan daños por alrededor de $27 mil millones al año, y el mundo gasta $67 mil millones por año en una batalla pedida contra estos pequeños peludos.
Ratas asesinas
La invasión global de estos roedores está basada en más de 3.000 años de colarse en embarcaciones que surcaron los siete mares. Al llegar a un nuevo lugar, las ratas prevalecen sobre otros pequeños mamíferos, pero también pueden afectar aves y especies acuáticas, llevando a muchas especies a la extinción a lo largo de la historia. Por ejemplo, la rata del Pacífico, nativa del sudeste asiático continental, ha acabado con al menos 1.000 especies de aves isleñas. Y han sido uno de los principales vectores de una de las pandemias más devastadoras en la historia de la humanidad, como la “peste negra” que provocó la muerte de entre el 30% y el 60% de la población de Europa en el siglo XIV.
Las plagas de ratas no solo afectan la salud de las personas, sino también la economía. Su presencia en centros comerciales, restaurantes y hoteles puede causar pérdidas económicas significativas debido a la pérdida de reputación y a los daños que causan. En el sector agrícola, las ratas pueden destruir cultivos y causar pérdidas millonarias, lo que motivó que entre los siglos IX y XIX, las ratas fueran frecuentemente llevadas a juicio por sus crímenes, como sucedió en Autun en Francia (1522), cuando los aldeanos acudieron a la corte eclesiástica en busca de justicia, ya que las ratas se habían comido sus cultivos de cebada.
Si bien gracias a la evolución del conocimiento científico ya no llevamos a las ratas a juicio, sabemos que las ciudades deben estar preparadas ante el clima del futuro, sabiendo que el calentamiento global puede aumentar los niveles de infestación por plagas de roedores. Para ello, advierten los autores, será necesario dedicar más recursos económicos y humanos a las labores municipales de control de roedores.
Referencia de la noticia:
Richardson, Jonathan L., Elizabeth P. McCoy, Nicholas Parlavecchio, Ryan Szykowny, Eli Beech-Brown, Jan A. Buijs, Jacqueline Buckley et al. "Increasing Rat Numbers in Cities Are Linked to Climate Warming, Urbanization, and Human Population." Science Advances, (2025).