El histórico rayo que provocó una tormenta en el seno de la Iglesia
¿Puede un meteoro ser fuente de inspiración para definir una vocación? Veamos cómo un rayo inspiró al joven estudiante Martín Lutero, provocando luego una verdadera tormenta dentro de la Iglesia Católica.
La inspiración es un misterioso fenómeno humano que aún hoy no ha podido ser descifrado. Es una fuerza maravillosa que ha disparado algunas de las creaciones más sobresalientes de la humanidad.
La inspiración es una chispa que puede encenderse al leer un poema, escuchar una melodía o ver alguna imagen. También los sentimientos tales como el amor, el odio o el temor pueden ser esa llave que nos motive alguna idea, un cambio de actitud, o lograr una conexión más íntima con Dios.
Una inspiración fulminante
Una encuesta hecha por un sitio web relacionado con la espiritualidad, indica que tanto para los cristianos, los judíos y los musulmanes el encomendarse a Dios por asuntos relacionados con su salud o seguridad es el tercer motivo más frecuente de las oraciones, detrás de las plegarias relacionadas con el agradecimiento o el pedido de guía de Dios.
Un joven Martín Lutero (Alemania, 1483-1546), regresa de visitar a sus padres junto a un amigo en una travesía de dos días, para luego retomar las clases de Derecho en la Universidad de Erfurt. El 2 de julio de 1505 y a menos de dos horas de su destino, la negrura del horizonte y los relámpagos que iluminaban el cielo a la distancia, eran indicio irrefutable de tormentas. Sólo les quedaba seguir adelante.
Súbitamente, un brillante resplandor los sorprende y un fuerte trueno los asusta como a sus caballos, ya que creían que la tormenta estaba aún lejos. Se desata un furioso temporal, por lo que deciden buscar refugio bajo un árbol aislado. Pero cuando Lutero está por apearse del animal, un rayo fulminante impacta contra su amigo, hiriéndolo de muerte. Aterrado y en medio de un lodazal, implora a Santa Ana, patrona de los mineros: “Ayuda, Santa Ana! Si me liberas de este peligro, prometo que seré monje”.
Los sucesos posteriores indican que Santa Ana lo protegió de la tormenta y Lutero cumplió su promesa: al regresar a Erfurt, abandonó la escuela de leyes, vendió sus posesiones y entró al monasterio agustino donde luego se destacaría por su brillantez y recta observancia de las reglas, cumpliendo con rigor todos los ayunos, las abstinencias y los ejercicios espirituales.
La reforma protestante
Ya como parte de la Iglesia católica, su envergadura intelectual y habilidades personales hicieron de Lutero una figura destacada. Fue muy crítico de la corrupción imperante en todas las estructuras de la Iglesia, como la venta de Indulgencias de los pecados (prometiendo a los fieles el perdón Divino a cambio de dinero), y esto marcó un quiebre en su relación con Roma.
Martín Lutero pasó a la historia como el impulsor de la Reforma Protestante en Alemania, que llevó a un cisma de la Iglesia católica, dando origen así a numerosas iglesias y organizaciones agrupadas bajo la denominación de protestantismo.
Hoy conforman la Iglesia Protestante unos 800 millones de personas en todo el mundo, cerca del 37 % del total de cristianos.
Y todo comenzó con un rayo…