Nueva teoría trata de responder el mayor misterio de la Tierra
Hace millones de años, durante el eón Arcaico, el Sol no emitía la misma radiación que en la actualidad. Entonces, ¿cómo se explican las grandes masas de agua líquida que rodeaban la Tierra? Nuevo estudio plantea una resolución a esta paradoja.
Sin Sol no hay vida: los científicos parten de esta contundente verdad para entender los orígenes de la biosfera. Entre los principales misterios de la ciencia se encuentra la correlación entre la Tierra y la única estrella en nuestro sistema planetario.
Cuando apenas surgía la vida en nuestro planeta, hace unos 3.800 millones de años, el Sol era muy joven, por tanto irradiaba un 70% de la energía que hoy recibimos. Es difícil imaginar, bajo estas condiciones, un planeta rodeado por océanos. Para mantener el estado líquido del agua, eran indispensables las altas temperaturas en la Tierra. Cabe destacar que no se encuentran signos de glaciación que demuestran que el planeta haya estado congelado en los inicios de la vida. Entonces ¿cómo explicar esta contradicción?
En 1972, el reconocido astrónomo Carl Sagan y George Mullen elaboraron la “paradoja del joven Sol débil”, y desde entonces se ha tratado de dar solución a este enigmático hecho. A menudo, la paradoja se explica por factores astrofísicos o por la composición atmosférica de la Tierra Arcaica.
Buscando respuestas al enigma
Cuando se formó la atmósfera, es posible que en ella hubieran mayores concentraciones de gases de efecto invernadero. La ciencia se ha enfocado más en esta teoría. Gases tan potentes como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4) pudieron haber contribuido al incremento de temperatura en el planeta durante el eón Arcaico, es decir, en el tiempo comprendido desde los 4.000 millones de años hasta los 2.500 millones de años de antigüedad.
Un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Viena y de la Academia austríaca de Ciencias fundamenta el mantenimiento de agua líquida por los altos contenidos de dióxido de carbono y nitrógeno (N2) en la atmósfera de la Tierra Arcaica.
Para ello se basaron en el análisis de los efectos de diferentes razones de mezcla de CO2/N2 y niveles de actividad solar en el escape atmosférico, según explican. Concluyen que para contrarrestar los rayos ultravioleta provenientes del Sol, el porcentaje mínimo de gases de efecto invernadero era de alrededor del 40%, por sus cálculos, y tal composición fue la que permitió conservar la temperatura necesaria para la existencia de agua líquida.
De esta manera ¿queda resuelto el enigma científico del sol débil y joven? Existen otras teorías que pudieran sustentar el equilibrio térmico necesario para la vida, como la producción de un ciclo de carbono no biológico durante la formación de los continentes. O la relación con la Luna, que estaba mucho más cerca en aquel tiempo: la gran interacción gravitacional pudo haber liberado calor por la fuerza de la marea.
Y así se trata de dar solución a esta ecuación, para saber cuál fue el factor que aportó ese calor necesario para elevar la temperatura en la Tierra primitiva.