Paradoja de Fermi: ¿por qué aún no encontramos vida extraterrestre?
Incluso si tuviéramos la tecnología para viajar a velocidades increíbles a través del espacio, la Paradoja de Fermi explica por qué nunca encontraríamos vida extraterrestre inteligente. ¡Mirá!
El Universo observado mide al menos 90.000.000.000.000.000 años luz. En todo este espacio disponible, los científicos no han encontrado pruebas concluyentes que indiquen la existencia de vida extraterrestre. Entre las condiciones climáticas insostenibles en otros mundos y nuestra tecnología limitada, estas barreras nos han llevado a creer que estamos solos en el cosmos.
Sin embargo, en el siglo XX, el astrofísico italiano Enrico Fermi presentó una teoría que explica por qué es prácticamente imposible que existan formas de vida inteligente en otros planetas. Con estas preguntas en mente, desarrolló la paradoja de Fermi , que explica lo que sucedería si hubiera vida inteligente en otros planetas y, de ser así, por qué nunca hemos tenido contacto con ellos.
Un espacio amplio, vacío y sin vida
La NASA tiene registros de trillones de planetas que, literalmente, tienen las condiciones necesarias para sustentar la vida tal como la conocemos. Para Philipp Dettmer de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Munich, la explicación más simple es que nuestra capacidad de observación y la tecnología a nuestro alcance es verdaderamente mínima para explorar todo el Universo.
Dado que el cosmos está en constante expansión, todo lo que esté fuera de nuestro alcance permanecerá así por la eternidad. La paradoja de Fermi explica que incluso si tuviéramos naves espaciales muy rápidas y completas, llevaría millones de años llegar a estos lugares civilizados fuera de la Tierra.
Mirándolo desde otro punto de vista, literalmente nadie viviría para contar la historia. Además, en ese lapso de tiempo, las misiones tripuladas probablemente pasarían siglos sin encontrar nada, porque hay áreas en el espacio exterior que simplemente nunca albergarán vida, o al menos, no como la conocemos. Como mucho, existiría la posibilidad del desarrollo de microorganismos -como ya hemos visto que ocurre en Marte- pero no de seres inteligentes.
¿Qué pasaría si hubiera otras civilizaciones inteligentes?
Hace unos 13 mil millones de años nació la Vía Láctea. En ese momento, ni siquiera la Tierra era adecuada para que se formara y mantuviera la vida tal como la conocemos hoy, ya que las condiciones eran caóticas, erráticas y explosivas. Sin embargo, un par de miles de millones de años después, la situación galáctica se calmó.
En ese lapso de tiempo, sería prudente pensar que algún tipo de civilización inteligente se desarrollaría más allá de la nuestra. Según la Paradoja de Fermi, habría tres categorías diferentes:
- Primer tipo: sería capaz de formar energía a partir de los recursos naturales disponibles en su planeta.
- Segundo tipo: toda la energía vendría de su estrella central.
- Tercer tipo: una civilización que controla toda su galaxia, así como todos los tipos de energía disponibles en ella.
Según Fermi, el tercer tipo sería comparable a lo que pensamos como Dios, o un ser supremo. Siguiendo esta lógica, podríamos suponer que otras civilizaciones han logrado colonizar sus propias galaxias. Siendo este el caso, el astrofísico se preguntó, ¿dónde están entonces todos los extraterrestres? A continuación se presentan algunos de sus hallazgos.
Filtros biológicos y cósmicos, según la Paradoja de Fermi
Primero, Enrico Fermi planteó la posibilidad de que, a nivel cósmico, existan barreras biológicas que nuestra especie -y las formas de vida presentes en la Tierra- hayan logrado superar a través de la evolución. En otros planetas, sin embargo, no hay evidencia de que se haya seguido el mismo camino. Todo lo contrario, de hecho.
Marte es un buen ejemplo. Sabemos que, en algún momento, un desastre ecológico alteró por completo la constitución atmosférica del planeta. Esto ha destruido cualquier posibilidad de albergar vida hoy, y es en cambio un lugar desierto e inhóspito. Además, no tiene barrera natural contra la radiación del universo. El único planeta del Sistema Solar que lo hace, por cierto, es nuestra Tierra: para eso está el campo magnético de la Tierra.
Aunque hemos completado con éxito misiones espaciales a otros planetas, la ciencia aún tiene que descifrar cómo comienza la vida. Lo cierto es que es un proceso mucho más complicado de lo que parece. Además, el universo es bastante hostil a la vida tal como la conocemos aquí en la superficie de la Tierra. Esto llevó al astrofísico italiano a pensar que quizás somos una de las primeras -si no la única- civilizaciones inteligentes vivas.