Pareidolia: el fenómeno psicológico que nos permite ver formas en las nubes
El cerebro humano es realmente sorprendente, gracias al fenómeno psicológico de la 'pareidolia' podemos ver en las nubes formas familiares como: animales, siluetas humanas, rostros, objetos, etc. Te contamos cómo se activa este mecanismo de adaptación de nuestro cerebro.
La pareidolia es un fenómeno neuropsicológico que, frente a estímulos ocasionales y ambiguos tales como: manchas, nubes u objetos inanimados, una persona tiene la capacidad de reconocer en ellos patrones significativos. Por ejemplo, los humanos podemos ver animales, figuras humanas y caras en las nubes, así como también perfiles en rocas y rostros en objetos inanimados.
Si cuando estas de vacaciones uno de tus pasatiempos al aire libre es buscar formas en las nubes, tranquilo, no es motivo para alarmarse. Los seres humanos vemos formas familiares donde no las hay. Es decir, sabes que se trata simplemente de una nube, pero tu cerebro es capaz de organizar patrones de luces y sombras, y con toda la información visual que recibe describe otra imagen.
Lograr ver estas cosas inanimadas es síntoma de que nuestras conexiones cerebrales funcionan correctamente , y como lo explica el profesor Kang Lee, de la Universidad de Toronto: “el cerebro está conectado de manera única para reconocer caras, así que incluso cuando solo hay una ligera sugerencia de rasgos faciales, los interpreta automáticamente como un rostro”.
El 'giro fusiforme'
Durante la pareidolia se activan unos circuitos cerebrales en el encéfalo, que son responsables del procesamiento visual. Dichos circuitos relativos a figuras se procesan distintos al resto de datos, a esta estructura se le llama: 'giro fusiforme'. En cuestión de centésimas de segundo nos hace ver estas imágenes donde las hay, pero también donde no existen, y se activa cuando vemos algo que las recuerda vagamente.
El cerebro humano está diseñado para organizar información adaptativa al medio ambiente. Es un órgano de supervivencia y adaptación, por lo que ver figuras, adaptarlas y darles forma, es una función cerebral de la organización visual adaptativa.
Resultados de investigaciones recientes realizadas en la Universidad de Harvard, intentan explicar que esta capacidad de reconocimiento facial evoluciona a lo largo de la vida. Según los datos, entre los 30 y 34 años de edad un ser humano consigue su grado máximo de este mecanismo de reconocimiento, luego comienza a declinar poco a poco, con 65 años tenemos una capacidad similar que la que utilizamos a los 16 años.
Tipos de reacciones ante la pareidolia
El famoso Test de Rorschach, donde una persona tiene como objetivo asignar un significado a estímulos ambiguos, con un total de 10 imágenes de manchas de tinta desestructuradas sin significado. Es un método de psicodiagnóstico ideado para evaluar la personalidad y detectar posibles anomalías o problemas psicológicos.
Por ejemplo, frente a un cielo con nubes bien delimitadas, las personas pueden reaccionar de diferentes maneras de acuerdo con el significado que le den a lo que ven, a partir del reconocimiento de rostros y emociones humanas, como también de la interpretación del comportamiento de los animales.
La reacción a la pareidolia depende de cada persona, de sus creencias, sensibilidad y del estado emocional que está transitando en ese momento. Por eso, no es de extrañar si al mirar el cielo vos ves un dinosaurio de cuello largo (saurópodo), y en la misma nube la persona que está a tu lado ve una jirafa, o simplemente solo una nube estirada.
Los especialistas afirman que las creencias hacen que las personas sean más propensas a dotar de significado a estímulos sin sentido, por ejemplo, la aparición del rostro de Jesús o la figura de la Virgen María en un cristal, en un tronco de madera o la mancha de una pared, y se debe a que los procesos cognitivos perceptivos y de memoria son algo universal en nuestra especie, algo fundamental y característico de nuestro cerebro.
¿Cuándo la pareidolia puede ser un problema?
La mayoría de las personas buscan formas en las nubes (u otros sitios como árboles, rocas, montañas, etc.) como una diversión, un juego de esparcimiento e imaginación para niños y adultos. Pero, en algunos casos y en personas muy sugestionables, este fenómeno es una falla en la percepción del entorno.
Un ejemplo que suelen dar los especialistas en neuropsicología, es el caso de un conductor de automóvil que chocó contra un árbol porque en la ruta 'vio a un hombre alto, vestido de blanco, brillante y que lanzó rayos'. Luego de realizar una reconstrucción de los hechos, se identificó que lo que vio esta persona fue la luz pasando a través de los árboles, que dejó un efecto de brillo especial sobre el camino.
Esta persona fue diagnosticada con una mala percepción del entorno, o sea, una pareidolia. Este tipo de personas susceptibles deben hacer un tratamiento psicológico, en el cual se realiza un trabajo de seguimiento y educación en percepción.
En algunos casos extremos la pareidolia puede ser mucho más marcada, en personas paranoicas o con tendencia a las esquizofrenias hay que evaluar en cada caso cuál es el estado mental.
Existe otro trastorno neurológico llamado 'prosopagnosia', que impide que el sujeto reconozca los rasgos conjuntos de las caras, es ejemplo de este trastorno psicopatológico el caso de un hombre que llego incluso a confundir a su mujer con un sombrero.
Investigaciones más recientes sobre demencias, como el Alzhéimer, en las que el paciente no logra identificar a personas conocidas, se ha demostrado que esto es debido a la atrofia del mencionado giro fusiforme derecho.