Plantar árboles para frenar el calentamiento: ¿verdad o mito?
Los árboles son aliados en la lucha contra el cambio climático, pero pensar que podemos frenar el aumento de temperatura si llenamos de vegetación las zonas secas es un error enorme. Y esta nueva investigación muestra las evidencias.
Los árboles son cosas majestuosas y poderosas. No solo son impresionantes a la vista, sino que también proporcionan madera para construir, oxígeno para respirar y hábitats para la vida silvestre. Pero el hecho de que absorban dióxido de carbono, un poderoso gas de efecto invernadero que atrapa el calor en la atmósfera, es la razón principal por la que se promocionan como una de las soluciones ante la crisis climática.
Esta última característica de la vegetación, seguramente fue la que impulsó algunos proyectos “salvadores”, como la Gran Muralla Verde, que con una extensión de unos 8.000 kilómetros tiene como objetivo crear un cinturón de vegetación en el norte y el centro de África para convertir tierras áridas y degradadas en bosques prósperos. Ante la magnitud de esta iniciativa, un equipo de científicos decidió realizar un estudio para determinar el impacto de esta medida, y encontraron unos resultados inesperados: la reforestación y forestación de áreas secas en realidad pueden causar más calentamiento.
Según un estudio publicado recientemente en Science, los bosques de colores oscuros absorben más calor que las tierras áridas y secas de colores claros, que normalmente están formadas por arbustos y pastos, y este cambio repercute en un mayor calentamiento de la superficie.
“Cuando hablamos de plantar árboles, a menudo nos enfocamos solo en reducir el dióxido de carbono, cuando lo que debería preocuparnos es el impacto general en el clima”, dice el coautor Dan Yakir, ecofisiólogo del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot, Israel. “En nuestro estudio, tratamos de equilibrar los efectos y descubrimos que, en muchos casos, plantar árboles puede tener un impacto en el calentamiento neto. Eso fue un poco como una llamada de atención”.
En conclusión, forestar las tierras secas tienen un considerable potencial de secuestro de carbono, que podría usarse para reducir la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera y, por lo tanto, frenar el calentamiento. Pero la reducción del albedo causada por la forestación contrarrestaría la mayor parte de ese efecto. Entonces, aunque la forestación es claramente importante, no puede sustituir la reducción de emisiones.
El papel del albedo
Las tierras desérticas tienden a ser brillantes por su arena clara y reflejan la luz del sol, mientras que los bosques son oscuros y absorben más energía. A gran escala, dicha reducción en la reflectividad, una cualidad conocida como albedo, puede generar efectos de calentamiento significativos. El mismo fenómeno hace que el Ártico se caliente cuando el hielo marino brillante se derrite y es reemplazado por agua oscura.
Usando datos sobre cuánto carbono contienen los árboles y cuánto cambia el albedo cuando se plantan árboles, los investigadores estimaron un efecto de calentamiento o enfriamiento neto para diferentes sitios en todo el mundo. El estudio abarcó 448 millones de hectáreas aptas para la forestación que incluyeron regiones donde se planean o están en marcha proyectos de protección y plantación de árboles a gran escala, incluidos los de los países de África, así como en China y Arabia Saudita.
En promedio, encontraron que el crecimiento y la protección de los bosques en el área total de las tierras secas podría secuestrar 32.300 millones de toneladas de carbono para 2100. Pero dos tercios de ese carbono almacenado (22.600 millones de toneladas) se necesitaban solo para cancelar el calentamiento causado por la caída asociada en el albedo. Según el estudio, el beneficio neto de forestar todas las tierras secas del mundo compensaría solo el 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas durante el mismo período.