¿Por qué dormimos más en invierno que en verano?
Nueva investigación pone el foco en el sueño estacional, con variaciones en la fase REM y fase de sueño profundo a lo largo del año. Los resultados podrían alentar a un cambio de hábito a lo largo de los meses, en beneficio de nuestra salud.
Atrás quedó el largo y caluroso verano; el acortamiento abrupto de horas de luz solar, las temperaturas más benévolas y la caída de hojas de los arboles nos marcan que transitamos el otoño camino a la época más fría del año.
Nuevas investigaciones indican que los humanos necesitamos efectivamente dormir más durante los oscuros meses de invierno que en el verano. Esta necesidad parece surgir incluso en las personas que viven en la ciudad, donde uno esperaría que las luces artificiales interfieran con la influencia natural de la luz del día en los patrones de sueño.
"Nuestro estudio muestra que incluso cuando vivimos en un ambiente urbano, solo con luces artificiales, los humanos experimentamos sueño estacional", dice Dieter Kunkz, uno de los autores principales del estudio y director de la clínica del sueño y cronomedicina del Hospital St Hedwing en Berlín, Alemania.
Sueño REM más largo en invierno
Estudios previos encontraron que la exposición a la luz artificial antes de dormir puede suprimir la secreción de melatonina, una hormona producida por la glándula pineal que regula nuestro reloj circadiano, el ciclo natural de sueño y vigilia que se repite cada 24 horas.
BBC Mundo indica que el actual estudio alemán, utilizó registros detallados de 188 pacientes que vivían en entornos urbanos y sufrían alteraciones en sus patrones de sueño, encontrando que incluso cuando estaban expuestos mayormente a luces artificiales, los participantes experimentaron variaciones estacionales en el sueño REM, que está directamente relacionado con el ritmo circadiano.
De hecho, los participantes durmieron una hora más en diciembre (invierno del hemisferio norte) que en junio (verano del hemisferio norte). Su sueño de movimiento ocular rápido (REM, por sus siglas en inglés) -que es la etapa más activa del sueño, cuando soñamos y aumenta nuestro ritmo cardíaco- duró 30 minutos más en el invierno que en el verano.
El sueño REM está regulado por el reloj circadiano, "así que el hecho de que corra en paralelo con la estacionalidad tiene sentido", dice Kunz.
Cambios en el sueño profundo
Pero su equipo se sorprendió al descubrir que también había cambios de estacionalidad en la etapa de sueño de ondas lentas (SWS, por sus siglas en inglés), también llamado sueño profundo.
El sueño de ondas lentas ocurre durante la fase final del sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM, en inglés). Este es el momento en que el cuerpo repara y regenera los tejidos, desarrolla músculos y fortalece el sistema inmunológico y es importante para la consolidación de la memoria a largo plazo y el procesamiento de información nueva.
El sueño de ondas lentas de los participantes del estudio fue 30 minutos más corto en septiembre (otoño del hemisferio norte) que en febrero (verano del hemisferio norte).
La estacionalidad del sueño profundo "era algo que no esperábamos", explica Kunz, "porque el sueño profundo no está impulsado por el sistema de tiempo circadiano; es un proceso homeostático. Esto significa que cuanto más tiempo estás despierto, más sueño profundo necesitarás para recuperar tu energía".
El científico dice que se necesita hacer más investigación para entender por qué necesitamos menos sueño profundo en otoño que en invierno. "Todavía no sabemos qué significa desde el punto de vista de la funcionalidad".
Cambios de horario
La mayoría de las personas mantienen un patrón similar de sueño todo el año, dice Kuntz. A los niños se los alienta a irse a la cama a un mismo horario. Dado que la escuela y el trabajo determinan a qué hora debemos levantarnos por la mañana, sería mejor irse a la cama un poco más temprano en invierno dada la "mayor necesidad de dormir", dice Kunz.
"Cuando sabemos que necesitamos dormir más en invierno, no tiene sentido mantener los horarios que fijamos cuando nos sentimos mejor durante el verano", señala el investigador.
Si la gente respeta los mismos patrones de sueño todo el año, "nuestro estudio muestra que no se estarán beneficiando de una o dos horas más de sueño cada noche en el invierno. Dudo que esto mejore nuestra salud".