¿Por qué no hay canguros en Indonesia ni tigres en Australia?
La distribución de la fauna y la flora en una determinada región del globo sigue una serie de reglas que no siempre son conocidas por el público en general.
Seguro que nuestro lector alguna vez se habrá preguntado por qué ciertos animales solo se encuentran en zonas concretas del planeta. Por ejemplo, los ecosistemas del Sudeste Asiático y Oceanía, a pesar de su proximidad geográfica, son sustancialmente diferentes.
Esta diferencia ya se había observado desde el siglo XVI, cuando tuvieron lugar las primeras expediciones europeas a la región. En el siglo XIX, el naturalista británico Alfred Wallace trazó una línea que separaba claramente ambos ecosistemas, línea que recibió su nombre. Esta frontera invisible separa la fauna de las islas contiguas, como Bali y Lombok, y Borneo y Célebes (Sulawesi).
Razones de este fenómeno
A lo largo del siglo XX, los científicos siguieron intrigados por el drástico cambio a lo largo de la línea, tanto en lo que respecta a especies animales como vegetales. A medida que investigaban más, surgieron algunas respuestas.
Hace unos 45 millones de años, la placa tectónica australiana empezó a desplazarse hacia el norte, deslizándose bajo la placa euroasiática, y los territorios se aproximaron. Esto, unido a la aparición de algunas islas volcánicas, facilitó la migración de algunas especies de animales entre estos espacios geográficos. Pero, de hecho, el flujo migratorio de animales fue mucho más intenso de Asia a Australia que a la inversa.
Factores contribuyentes
Además del mencionado movimiento de las placas tectónicas, el clima y la forma en que evolucionan las especies han contribuido a ello. En relación con el clima, estudios científicos han demostrado que la fauna asiática tendía a emigrar a Nueva Guinea y al norte de Australia porque el clima de esos territorios, al ser húmedo y relativamente cálido (tropical), era más adecuado para especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
Por otro lado, la fauna australiana se desarrolló en un clima más seco y frío, registrando una menor tasa de éxito en las migraciones hacia el norte, hacia climas más cálidos. La propia evolución de la fauna ha hecho que las especies originarias de hábitats tropicales hayan crecido más rápido que las de hábitats más fríos, algo que les permite coexistir con un mayor número de especies.
Estos factores nos permiten comprender un poco mejor la existencia de la Línea de Wallace, permitiendo sobre todo la mejora y el seguimiento constante de la preservación de las especies, contribuyendo en última instancia a la conservación y protección de los diversos ecosistemas de nuestro planeta.