¿Por qué pensamos demasiado? Según nuevo estudio, son las partes antiguas y modernas de nuestro cerebro las que hablan
Según un nuevo estudio de Northwestern Medicine, pensar demasiado está relacionado con la forma en que se comunican las diferentes partes de nuestro cerebro.
¿Alguna vez has salido de un evento social y te has encontrado con la mente inundada de pensamientos de duda? "¿He dicho demasiado?" "¿He ofendido a alguien?" "¿Lo estabamos pasando bien?"
Los investigadores quieren entender cómo los humanos evolucionaron hasta ser tan hábiles en imaginar lo que piensan los demás.
Esta capacidad, llamada cognición social, es esencial para construir relaciones, pero también puede llevar a pensar demasiado. Los hallazgos podrían eventualmente ayudar a tratar problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
Rodrigo Braga, uno de los autores del estudio.
El estudio encontró que la red cognitiva social avanzada del cerebro, que maneja las interacciones sociales, siempre está vinculada a una región del cerebro mucho más antigua llamada amígdala.
Influencia de la amígdala cerebral en el "pensamiento excesivo"
Conocida como "cerebro de lagarto", la amígdala ayuda a detectar amenazas y procesar el miedo. Por ejemplo, desencadena la reacción de nuestro cuerpo si vemos una serpiente: se nos acelera el corazón, se nos congela el cuerpo y empezamos a sudar.
Pero la amígdala no sólo gestiona el miedo: "También influye en comportamientos sociales como la crianza de los hijos, la navegación por las jerarquías sociales e incluso la agresividad", explica Braga.
El estudio demostró que estos dos sistemas cerebrales (la antigua amígdala y la moderna red cognitiva social) están en constante comunicación, dando forma a la manera en que procesamos las emociones y pensamos en los demás.
Cómo se detectó esta conexión y los posibles tratamientos
El estudio utilizó escáneres cerebrales de alta resolución de seis participantes, recogidos mediante resonancia magnética funcional (RMf). Esta técnica no invasiva monitoriza la actividad cerebral midiendo los niveles de oxígeno en la sangre. Los escáneres detallados revelaron zonas específicas de la amígdala, como el núcleo medial, vinculadas a regiones de la red cognitiva social.
"Esta conexión ayuda a la red cognitiva social a procesar contenidos emocionalmente importantes", afirma Braga. Los resultados se repitieron varias veces para cada participante, lo que confirmó su exactitud.
Coautora Donnisa Edmonds, candidata a doctorado en neurociencia.
Los hallazgos de este estudio podrían conducir a mejores tratamientos para la ansiedad y la depresión, que involucran amígdalas hiperactivas. Actualmente, la estimulación cerebral profunda puede apuntar a la amígdala, pero requiere cirugía invasiva ya que la amígdala se encuentra en lo profundo del cerebro.
Con esta nueva investigación, tratamientos menos invasivos como la estimulación magnética transcraneal (EMT) podrían convertirse en una opción. La EMT utiliza campos magnéticos para estimular regiones cerebrales específicas y puede llegar a la amígdala indirectamente a través de sus conexiones con zonas más cercanas al cráneo.
Este estudio arroja luz sobre los complejos sistemas de comunicación del cerebro y ofrece esperanzas sobre nuevas formas de tratar los problemas de salud mental relacionados con el pensamiento excesivo y la regulación emocional.
Referencia de la noticia:
Edmonds D., Salvo J., Anderson N., et al. The human social cognitive network contains multiple regions within the amygdala. Science Advances (2024).