Creen haber encontrado la explicación de porqué los rayos 'superbolt' son tan poderosos
Hace pocos años los científicos confirmaron la existencia de rayos hasta 1000 veces más brillantes que el promedio. Ahora, encuentran una razonable justificación de porqué sucede.
Los rayos denominados 'superbolt' son tan raros como poderosos, son hasta 1000 veces más brillantes que el promedio y representan menos del 1% del total de todos los rayos.
Los superbolts se describieron por primera vez como relámpagos excepcionales que eran "más de 100 veces más intensos que los relámpagos típicos", según un estudio publicado en 1977 en el Journal of Geophysical Research.
Pero fue recién hace pocos años atrás, cuando te contábamos en Meteored Argentina que finalmente los científicos habían confirmado que estos rayos ultrabrillantes realmente existen, y pueden producir al menos 100 gigavatios de energía cada uno, lo equivalente aproximadamente a lo producido por todos los paneles solares y turbinas eólicas en los Estados Unidos durante 7 meses y medio.
Ahora, un nuevo estudio ha revelado más sobre por qué estas impresionantes descargas de voltaje pueden acumular hasta mil veces más energía que los rayos normales.
Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel, y de la Universidad de Washington analizaron los datos de los rayos que cayeron en todo el mundo entre 2010 y 2018, a través de la World Wide Lightning Location Network.
La conclusión central a la que arribaron es que cuanto más cerca está la zona de carga eléctrica de una nube de tormenta de la superficie de la tierra o del océano, más probabilidades hay de que se produzcan superbolts. Esa zona de carga es el área superior de la nube donde se produce la electrificación.
Superbolts: distancias cortas entre la zona de carga y la superficie
Los resultados coinciden con investigaciones anteriores que identificaron el Océano Atlántico Nororiental, el Mar Mediterráneo y la meseta del Altiplano que atraviesa Perú y Bolivia como lugares donde se registraron rayos superbolt con mayor frecuencia. Todas estas regiones tienen distancias cortas entre las zonas de carga y sus frías superficies oceánicas o montañosas de gran altitud.
Esto se explica por el hecho de que la zona de carga se genera por encima del nivel donde la temperatura del aire es de 0 °C. El aire frío sobre el océano acerca la isoterma de 0 °C a la superficie, y las montañas de mayor altitud obligan al aire a subir, lo que lo enfría y acerca el nivel de 0 °C a la superficie.
"La correlación que vimos era muy clara y significativa, y fue muy emocionante comprobar que se da en las tres regiones", afirma el físico Avichay Efraim, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "Es un gran avance para nosotros".
Desechando la teoría de los aerosoles
El equipo relacionó una serie de datos con la intensidad de los rayos, como la altura de la superficie terrestre y marítima, la altura de la zona de carga, las temperaturas a distintos niveles de las formaciones nubosas y las concentraciones de aerosoles (partículas diminutas) en las nubes.
De acuerdo a lo indicado por Science Alert, aunque estudios anteriores habían analizado estas relaciones, nadie había reunido antes una imagen global como ésta. Contradiciendo investigaciones anteriores, el equipo no encontró una asociación entre los rayos superbolts y la mezcla de aerosoles como el polvo del desierto.
Cuando uno de estos superbolts impacta, puede causar graves daños a edificios y barcos en el mar, como es de imaginar. Estos nuevos descubrimientos deberían ayudar al poder identificar dónde es probable que caigan estos particulares rayos.
¿Cómo incide el cambio climático en los rayos superbolt?
Una cuestión no menor es la asociación entre este tipo de rayos y el cambio climático. Los científicos tienen que averiguar si el calentamiento del planeta se traducirá en más o menos rayos superbolt, y cómo influirán los cambios de temperatura y humedad.
Se necesitará más investigación para responder a esas preguntas, y el equipo desea seguir investigando otros factores que podrían estar influyendo en la formación de superbolts, incluidos los cambios en el ciclo solar o el campo magnético de la Tierra, indica Science Alert.