¿Qué ocurre con el "agujero de ozono" en la Antártida?

La reducción de las concentraciones de ozono en la atmósfera y la formación del agujero de ozono se deben a complejos procesos meteorológicos y químicos. Su seguimiento se realiza a diario y es clave para determinar las tendencias a largo plazo.

Ozono
El Protocolo de Montreal fue el primer tratado en el que los países se comprometieron a eliminar los CFC y los HFC de la composición de los productos.

El ozono (O3) es un gas altamente reactivo que puede encontrarse cerca de la superficie de la Tierra, aunque la mayor parte se concentra en la estratosfera. A nivel del suelo, el ozono es una molécula tóxica para el ser humano y puede causar daños en los pulmones cuando se inhala.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que es fundamental y protector a 30 km del suelo. En la estratosfera, se conecta con otras moléculas de ozono en una capa conocida como capa de ozono. Las moléculas de ozono permiten absorber la radiación ultravioleta.

El uso de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidrofluorocarbonos (HFC), presentes, por ejemplo, en los materiales de los aparatos de refrigeración, emiten partículas a la atmósfera que, aunque no son perjudiciales para la salud humana a baja altura, pueden ser responsables de la degradación de la capa de ozono en la estratosfera.

Por lo tanto, el hecho de que pueda agrandarse el "agujero de ozono", puede conllevar numerosos riesgos asociados a la exposición a esta radiación.

¿Cómo se detectó la expansión del "agujero de ozono"?

El hecho de que en 1974 el mexicano Mario Molina y el estadounidense F. Sherry Rowland se dieran cuenta de que los CFC eran los responsables del agotamiento de la capa de ozono, y que en la década de 1980 Jonathan Shanklin, del British Antarctic Survey (BAS) detectara en la Antártida el "agujero de ozono", contribuyó a la necesidad de presentar rápidamente algunas medidas para evitar este problema.

Hay que tener en cuenta, además, que en la Antártida el ozono es especialmente escaso y puede permitir que las radiaciones solares más dañinas penetren en la atmósfera, lo que agrava aún más los motivos de esta preocupación.

El Protocolo de Montreal, firmado en 1987 por todos los miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Canadá, fue el primer tratado por el que los países se comprometieron a eliminar gradualmente los CFC y los HFC de la composición de los productos. Es, de hecho, el único tratado de la ONU en la historia que ha logrado la ratificación universal.

A pesar de los crecientes esfuerzos, en el año 2006, los científicos creían que el agujero de ozono podría haber alcanzado su máxima extensión.

Desde entonces, la capa de ozono parece haberse regenerado gradualmente. Tanto es así, que en 2030 la capa de ozono podría estar totalmente recuperada en las latitudes medias. Aunque más lenta, la recomposición podría ser completa en el hemisferio sur en 2050 y 10 años más tarde en las regiones polares, según la información del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copérnicus (en su acrónimo original, CAMS).

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En un informe científico de 2018 sobre el agotamiento del ozono realizado por la Organización Meteorológica Mundial, los datos mostraron que la capa de ozono en partes de la estratosfera se ha recuperado a un ritmo decenal de entre el 1 y el 3 por ciento desde el comienzo del milenio.

¿Cómo se monitorea el "agujero de ozono"? ¿Y particularmente en el Polo Sur?

Los datos del satélite Copernicus Sentinel-5P se utilizan desde octubre de 2017 para evaluar la extensión y la progresión del "agujero de ozono". Promovido por la Agencia Espacial Europea (ESA), perfila una multitud de contaminantes atmosféricos en todo el mundo. Como ejemplo, los datos de este año (2022) muestran que el "agujero de ozono" en la Antártida ha ido disminuyendo.

Aunque se trata de una contribución clave a la vigilancia y previsión global del ozono dentro del programa Copernicus en el Polo Sur, es importante que se interprete con cierta cautela. El tamaño, la duración y las concentraciones de ozono en un mismo agujero están influidos por los campos de viento locales y las propias condiciones meteorológicas.

En este contexto, durante la primavera en el polo sur, el "agujero de ozono" en la Antártida aumenta de tamaño, alcanzando un máximo entre mediados de septiembre y octubre. Cuando las temperaturas aumentan en la estratosfera a finales de la primavera en el hemisferio sur, el agotamiento del ozono disminuye, el vórtice polar se debilita y a finales de diciembre los niveles de ozono vuelven a la normalidad.

Los datos se miden diariamente, permiten el análisis intra-anual y se utilizan para monitorear tendencias a largo plazo. Un análisis a largo plazo no invalida la consideración del Protocolo de Montreal como uno de los acuerdos más exitosos a nivel internacional y uno de los ejemplos más inspiradores, demostrando que la ambición política puede favorecer el logro de una determinada causa común.