¿Qué pasaría si tu perro pudiera decirte exactamente lo que quiere? Este experimento determinó que eso es posible

Una investigación analiza la inteligencia canina. ¿Pueden los perros usar botones para pedir comida, jugar o incluso salir al patio? Los resultados de este estudio tienen mucho que decir.

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Los perros pueden comunicarse con botones

Todos sabemos que los perros tienen formas muy claras de decirnos lo que necesitan. Si tienen hambre, rondan su plato. Si quieren salir, arañan la puerta o ladran. Pero, ¿es posible que también puedan usar botones con palabras pregrabadas para transmitirnos sus deseos? Un estudio reciente sugiere que esta idea, que parece sacada de una película de ciencia ficción, podría ser una realidad más cercana de lo que pensamos.

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, encontró que algunos perros son capaces de pulsar botones para formar combinaciones de dos o más palabras que no son ni aleatorias ni accidentales. Por ejemplo, un perro podría presionar “quiero” seguido de “comida” o “afuera”, demostrando que estos mensajes tienen un propósito claro y deliberado.

Federico Rossano, profesor asociado de ciencia cognitiva en la Universidad de California en San Diego y líder del estudio, explica: “Si sabemos que los perros usan los botones intencionalmente, podemos observar comportamientos que se asemejan a los de un niño pequeño. Esto podría cambiar nuestra percepción sobre la inteligencia canina y mejorar el vínculo con nuestras mascotas”. Este tipo de hallazgos sugiere que, más allá de ladridos y gestos, los perros podrían estar desarrollando una forma rudimentaria de lenguaje comprensible para los humanos.

Intencional y deliberado

El estudio de Rossano y su equipo busca dar respuesta a estas dudas. Desde 2022, siguieron con una aplicación a 152 perros que presionaban dos o más botones en secuencia. Los datos fueron analizados durante 21 meses, con el objetivo de distinguir entre comportamientos aleatorios y patrones intencionales. Se utilizaron métodos estadísticos avanzados, incluidas simulaciones por computadora , para determinar si las combinaciones de botones eran aleatorias, imitativas o verdaderamente intencionales.

Los patrones más comunes observados fueron combinaciones como el nombre del perro seguido de “quiero”, acompañado por palabras como “comida”, “jugar” o “afuera”. Algunos incluso agregaron referencias temporales como “ahora” o “pronto”, mostrando un nivel de complejidad que sorprendió a los investigadores y que sugiere una cierta comprensión del contexto por parte de los animales.

Descubrieron que la mayoría de las secuencias no eran aleatorias, aunque también encontraron perros cuyas pulsaciones sí parecían ocurrir sin un patrón definido. “Esto es importante porque demuestra que no todos los perros responden igual, lo cual hace los resultados más creíbles”, afirmó Rossano. Esto indica que los perros no solo entienden las palabras asociadas a los botones más usados, sino que también pueden utilizarlas para comunicarse sobre sus necesidades y deseos de forma intencional.

"Los hallazgos revelan que los perros presionan botones a propósito para expresar sus deseos y necesidades, no solo para imitar a sus dueños. Cuando los perros combinan dos botones, estas secuencias no son aleatorias, sino que parecen reflejar solicitudes específicas", confirmaron los expertos.

Un vistazo a la mente canina

Este fenómeno, apodado como “perros botón”, capturó la atención de los amantes de los animales, quienes comparten videos en redes sociales mostrando cómo sus perros presionan botones para pedir comida, salir a pasear o incluso jugar. Las publicaciones acumulan millones de visualizaciones y comentarios llenos de asombro. Sin embargo, algunos expertos en comportamiento animal han recibido estas demostraciones con escepticismo, cuestionando si los botones realmente representan un tipo de comunicación compleja o si simplemente son respuestas condicionadas.

Amritha Mallikarjun, del Penn Vet Working Dog Center, advierte que el uso de los botones podría estar influido por el refuerzo positivo. Es decir, los perros podrían asociar ciertas pulsaciones con obtener algo que quieren, sin entender completamente conceptos más abstractos como el verbo “querer”.

“Un perro podría presionar “quiero afuera” simplemente para probar qué sucede. Si la acción lleva a un resultado deseado, como salir al patio, el comportamiento se refuerza”, explicó Mallikarjun. Esto plantea preguntas interesantes sobre cuánto comprenden realmente los perros versus cuánto simplemente están respondiendo a estímulos y recompensas.

Por su parte, Clive DL Wynne, director del Canine Science Collaboratory en la Universidad Estatal de Arizona, también se muestra cauto. “El lenguaje humano depende mucho del orden de las palabras, pero no todo orden de palabras implica lenguaje. Aún es una pregunta abierta cuánto podemos considerar esto como un verdadero lenguaje”, afirmó. Wynne sugiere que, aunque los hallazgos son emocionantes, deben interpretarse con precaución.

Potencial para un mejor entendimiento

Independientemente de las limitaciones, el estudio sugiere que los perros podrían comunicarse de manera más sofisticada de lo que se pensaba, llegando a un nivel comparable al de un niño de dos años. Esto podría transformar la forma en que entendemos la inteligencia de nuestras mascotas y fortalecer el vínculo entre humanos y perros.

Además, el uso de paneles con botones podría ser una herramienta educativa tanto para los dueños como para los investigadores, permitiéndoles entender mejor las emociones, necesidades y preferencias de los perros. “Al observar cómo usan los botones, podemos entender mejor lo que les importa, lo que podría ayudarnos a cuidar mejor de ellos”, concluyó Rossano.

Los investigadores están decididos a llevar esta exploración un paso más allá. En futuras investigaciones, planean analizar si los perros pueden usar los botones para referirse a eventos pasados, como notificar un juguete perdido. Además, buscarán descubrir si los perros pueden combinar botones de forma creativa para expresar ideas complejas o comunicar conceptos nuevos para los que no poseen una palabra predefinida, como una mezcla de "jugar" y "agua" para pedir juegos en la pileta.

Aunque el debate continúa, no cabe duda de que este tipo de investigación abre nuevas posibilidades para entender a nuestros amigos de cuatro patas. Mientras tanto, quienes tengan perros podrían empezar a experimentar y descubrir si sus mascotas también tienen algo que decir. ¡Quién sabe! Tal vez tu perro esté listo para compartir sus pensamientos.

Referencia de la noticia:

Soundboard-trained dogs produce non-accidental, non-random and non-imitative two-button combinations. Sci Rep 14, 28771 (2024). Bastos, A.P.M., Houghton, Z.N., Naranjo, L. et al