¿Quiénes comen más comida basura: los vegetarianos o los consumidores de carnes rojas? La respuesta te sorprenderá
Los vegetarianos y veganos consumen más alimentos ultra procesados que las personas con dietas basadas en el consumo de carne y pescado, indica un estudio del Imperial College de Londres publicado en The Lancet.
De un tiempo a esta parte, las dietas basadas en alimentos de origen vegetal han logrado una gran repercusión, especialmente porque la renuncia a ingerir alimentos cárnicos se ha convertido en un movimiento social creciente a nivel global, ya sea por su impacto positivo en el ambiente, por evitar el maltrato animal o por los beneficios en la salud.
En Argentina, alrededor de 4 millones de personas eligen este tipo de dieta, pasando a ser el doble desde el 2019, representando cerca del 12 % del total poblacional. De ellos, el 52 % son mujeres, mientras que el 48 % son hombres, y la mayoría pertenece al rango etario entre 35 y 49 años.
La mayoría de la población vegetariana asume que con sólo evitar el consumo de carnes, se alimentan mejor y obtienen beneficios en su salud. Sin embargo, un estudio realizado en el Reino Unido halló que las personas que siguen una dieta vegetariana tienden a consumir más alimentos ultra procesados que las que siguen una dieta omnívora.
Menos carne, más sustitutos (ultra procesados) de la carne
Un estudio llevado a cabo por investigadores de universidades del Reino Unido, Brasil, Francia y Portugal, analizaron los datos sobre los hábitos alimentarios de unas 200.000 personas extraídos del Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica que sirve de recurso de investigación a gran escala, conteniendo información genética y de salud detallada de cerca de medio millón de participantes del Reino Unido.
Esta investigación halló que los veganos (no comen nunca ningún alimento de origen animal); los vegetarianos (no comen nunca carne/pescado); los pescatarianos (no comen nunca carne); los flexitarianos (consumen pescado/carne menos de dos veces por semana); o quienes consumen carne roja de manera restringida (pescado/aves más de una vez por semana pero carne roja/procesada menos de dos veces por semana), ingerían una cantidad “significativamente mayor” de alimentos ultra procesados (UPF, por sus siglas en inglés) que si se los comparaba con las dietas de los consumidores habituales de carne roja (aquellos que consumen carne roja/procesada más de una vez por semana).
Debido a que los UPF suelen contener altos niveles de grasas saturadas, sal, azúcar y aditivos, esto le resta espacio para alimentos más nutritivos en este tipo de dietas, indican los expertos. Generalmente los UPF suelen incluir aditivos e ingredientes tales como conservantes, colorantes, emulgentes y aromatizantes artificiales los que, según estudios, están relacionados con un mayor riesgo de obesidad, cardiopatías, cáncer y muerte prematura.
El equipo de investigadores, dirigido por la Dra. Kiara Chang, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, halló que el consumo de UPF sorprendentemente representaba más del 20 % de la ingesta diaria de alimentos y más del 46% de la ingesta diaria de energía (calorías) en todos los tipos de dietas con limitaciones de alimentos de origen animal entre los estudiados.
Diferentes pero parecidos
Otro hallazgo del estudio es que el consumo de alimentos ultra procesados entre los veganos no era significativamente diferente al de los consumidores habituales de carnes rojas, escribieron los autores, pero su consumo de alimentos mínimamente procesados era 3.2 puntos porcentuales superior.
Los investigadores también advirtieron de que el creciente consumo de alternativas lácteas y cárnicas de origen vegetal era “preocupante”, ya que los UPF producidos únicamente a partir de sustancias de origen vegetal, son cada vez más promocionados por la industria de los UPF como alternativas saludables y sostenibles como reemplazo de las dietas basadas en la carne.
Los autores destacan que la carne tiende a someterse a menos procesos para el consumo, ya que tiene buen aspecto y sabor en su estado natural, pese a ciertas objeciones sobre el impacto ambiental. Para frenar el cambio climático no hace falta que todo el mundo deje de comer carne vacuna, sólo con reducir menos del 50 % su consumo, se eliminaría la necesidad de una expansión agrícola adicional y la deforestación asociada.
El estudio concluye: “Es importante que las políticas que se necesitan urgentemente para abordar la sostenibilidad del sistema alimentario también promuevan el reequilibrio de las dietas hacia alimentos mínimamente procesados y alejados de los UPF”.
Referencia de la Noticia:
Chang, Kiara et al. Plant-based dietary patterns and ultra-processed food consumption: a cross-sectional analysis of the UK Biobank.
eClinicalMedicine, Volume 78, 102931