Virus "zombis": reviven después de 50.000 años con capacidad de contagio
El avance del calentamiento global ha hecho que el hielo permanente desaparezca en algunos puntos de Siberia, permitiendo la liberación de virus prehistóricos al ambiente. Un estudio demuestra que estos virus tienen capacidad de contagio.
Una de las facetas más complejas asociadas al calentamiento global está relacionada con virus que han quedado atrapados en el hielo y que con el deshielo comienzan a resurgir. Muchos científicos creen necesario estudiarlos porque podríamos estar ante una nueva realidad amenazante, ya que esos virus tendrían capacidad de contagiarse a seres vivos, y ser potencialmente muy peligrosos para los humanos.
Según relata Deutsche Welle (DW), un grupo de científicos ha revivido siete de estos virus catalogados como “zombis” y que estuvieron inactivos hasta unos 50.000 años. Según indica un informe de investigación del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSH) citado por DW, estos virus estuvieron atrapados en el permafrost de Siberia, en Rusia. El retroceso del hielo por el aumento progresivo de la temperatura media ha hecho que estos virus comiencen a quedar expuestos en algunas zonas.
Esta zona, que está sufriendo el derretimiento acelerado del hielo ha dejado expuestos restos de animales prehistóricos, virus, microbios y otros microorganismos. Los autores de la investigación han indicado que “debido al cambio climático, el descongelamiento irreversible del Permafrost está liberando materia orgánica congelada durante hasta un millón de años, la mayor parte de la cual se descompone en dióxido de carbono y metano, potenciando aún más el efecto invernadero".
La prehistoria regresa en sus virus
Los investigadores lograron identificar a 13 virus que habían quedado inactivos durante milenios en lana de mamut, los intestinos de un lobo siberiano, o en un lago antes helado. En cada caso se identificaron genomas específicos, que nunca antes se habían visto. Uno de esos virus revividos tiene una antigüedad cercana a los 50.000 años, al que llamaron Pandoravirus yedoma, y es el más antiguo descubierto hasta ahora.
Luego de estudiar a estos virus, algunos científicos han alertado que alguno de ellos podrían representar una amenaza potencial para la salud pública ya que tendrían la capacidad de infectar a otros organismos. Es este punto el que los llevó a estudiarlos y poder conocerlos con mayor detalles.
Los investigadores creen que probablemente todavía queden muchos otros virus por encontrar en la zona. Ante el desconocimiento sobre la nocividad de estos antiguos patógenos, los expertos justifican la importancia de estudiarlos. El despertar de la actividad de estos virus podría ser realmente muy peligroso. Una situación potencial de contagio sería desastrosa tanto en el caso de enfermedades vegetales como en animales o humanos.
Un escenario peligroso
Estos virus podrían contagiar a seres vivos 50 siglos después de su largo invierno, para los que no existiría ningún tipo de defensa natural. Este escenario potencial no es menor, ya que una cuarta parte del hemisferio norte está cubierta por un suelo permanentemente congelado, lo que conocemos como permafrost. Aunque la literatura abunda en descripciones de los ricos y diversos microbiomas procariotas que se encuentran en el permafrost, no se ha publicado ningún informe adicional sobre virus "vivos" desde los dos estudios originales que describen los pitovirus (en 2014) y los molivirus (en 2015).
Los científicos descubrieron que volvía a replicarse después de introducirlo en un cultivo de amebas vivas. Aunque estudios anteriores indicaban que estos virus prehistóricos no serían un problema para la salud pública, esta nueva mirada intenta alertar de que efectivamente podrían disparar contagios a otros seres vivos.
Tras los informes iniciales publicados hace más de 5 años, este estudio confirma la capacidad de los grandes virus de ADN de seguir siendo infecciosos tras pasar más de 48.500 años en el permafrost profundo. Se han detectado rastros genómicos de estos virus en un reciente estudio metagenómico a gran escala del antiguo permafrost, así como en los sedimentos de los lagos árticos. Entre ellos se encuentran patógenos humanos y de vertebrados bien documentados, como los poxvirus, los herpesvirus y los asfarvirus, aunque en menor proporción que los virus infecciosos de los protozoos.