Sorpresa: hallan la cabeza con 130 dientes de una enorme criatura marina prehistórica
Por su tamaño y poderosa mordida, algunos lo han llamado el T-Rex submarino. El hallazgo de la cabeza fosilizada de un pliosaurio fascina a los paleontólogos.
Hay asombro y curiosidad entre los paleontólogos. La gigantesca cabeza de un antiguo depredador apareció en la costa jurásica de Dorset, al sur de Inglaterra.
El fósil pertenece a un pliosaurio, un animal que dominó las profundidades oceánicas hace 150 millones de años.
La cabeza que se encontró en la costa inglesa mide casi 2 metros, un tamaño igual de impresionante que la longitud total del animal, que oscilaba entre los 10 y los 12 metros de largo, y tenía cuatro extremidades en forma de aletas para impulsarse.
Lo que más fascina a los paleontólogos es que la pieza estaba entera, con su mordida en perfecta posición, como si hubiera esperado estos millones de años para impartir una lección especial de anatomía a los especialistas modernos.
La mandíbula tiene 130 dientes, largos y filosos como navajas. En la parte interior, cada diente tiene una serie de surcos verticales, que se cree que podrían ayudar a desmenuzar más fácilmente la carne y huesos de sus presas. Además, en la parte posterior del cráneo hay aberturas cuyo tamaño da indicios de la poderosa musculatura que operaba la mandíbula.
Los especialistas dicen que una sola mordida del pliosaurio era letal. Su fuerza era equivalente a 32.000 Newtons, lo que representa el doble que la mordida de un cocodrilo. Por eso, algunos lo han llamado el Tiranosaurio Rex del mar.
"El animal habría sido tan enorme que creo que habría sido capaz de cazar eficazmente cualquier cosa que tuviera la mala suerte de encontrarse en su espacio. No tengo ninguna duda de que esto era algo así como un T. Rex submarino", dice el Dr. André Rowe, de la Universidad de Bristol.
Por una cabeza: buscan el resto del cuerpo del pliosaurio
El hallazgo se produjo casi por casualidad, cuando un amigo del Etches caminaba por la playa cerca de la Bahía de Kimmeridge. Bajo las piedras redondeadas, el hombre encontró la punta del hocico. Inmediatamente avisó a su amigo paleontólogo, que acudió al lugar con una camilla para transportar el fósil.
La pregunta siguiente fue: ¿Dónde podía estar el resto del animal? Las primeras hipótesis, en base a observaciones con drones, sugieren que el cuerpo podría estar dentro de las paredes acantiladas de la costa.
Esto le suma complejidad a la búsqueda, ya que los especialistas tendrán que colgarse de arneses para investigar la pared.
Pero la curiosidad científica es muy grande: “Me juego la vida a que el resto del animal esté allí”, dijo Etches. “Y realmente debería salir a la luz porque se encuentra en un entorno que se erosiona muy rápidamente. Esta parte del acantilado retrocede unos metros por año. Es una oportunidad única en la vida".
Por de pronto, la cabeza aparecerá en un programa especial de David Attenborough, en la BBC, en Año Nuevo, y se exhibirá el año próximo en el museo de Kimmeridge.