Temporada de Huracanes en el Atlántico: potencialmente devastadora
Una de las mayores amenazas del mundo, la pandemia por coronavirus, está previsiblemente a punto de hacer que los huracanes sean más mortales. Sumado a ello, los efectos nocivos del cambio climático podrían hacer que los ciclones tropicales sean más devastadores.
La combinación de agua oceánica más cálida y patrones climáticos estacionales, están contribuyendo en el rápido desarrollo de ciclones tropicales este año. Esta temporada, los pronosticadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus sigla en inglés) predicen que entre 13 y 19 grandes tormentas podrían desencadenar la formación de hasta 6 huracanes importantes.
Mientras, la Universidad Estatal de Colorado publicó en su predicción de huracanes que este año se formarán cuatro huracanes mayores, que podrían alcanzar la categoría 3 o registrar un categoría superior con vientos que superen los 179 km/h. Esto coloca esta temporada de huracanes 2020 en potencialmente destructiva, debido a la probabilidad de impacto sobre islas y costas.
En muchos países, los servicios de emergencia pública y de salud están debilitados por la pandemia de Coronavirus, condición que los coloca en alta vulnerabilidad. Las costas atlánticas, incluyendo las del Mar Caribe y el Golfo de México, ya están viviendo lo previsto de esta temporada de huracanes activa.
Días atrás, el sur de Texas en Estados Unidos y los estados como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en el norte de México, sufrieron daños por inundaciones severas debidas al desplazamiento del Huracán Hanna.
Aguas cálidas combustible para la formación de Huracanes
En lo que va de este 2020 las temperaturas de la superficie del mar el el Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, han registrado valores por encima del promedio. Cuando un ciclón tropical es impulsado por el calor de las aguas cálidas, se crean patrones alternos de baja y alta presión que continuamente atraen el agua del océano a la atmósfera, permitiendo que éstos incrementen su intensidad.
Actualmente, las aguas superficiales del Atlántico son más cálidas desde que NOAA comenzó a mantener registros en 1982. Los años en que el agua ha sido más cálida son 2005, 2010 y 2017, años donde se formaron huracanes devastadores como Wilma, Katrina y María.
Factores meteorológicos y climáticos, influyen en la intensidad de los ciclones
La ondulación activa de la Zona de Convergencia Intertropical, permite la aparición de ondas tropicales o del este, que son alimentadas por la convención del Monzón Africano, y son estas ondas las que dan origen a la presencia de ciclones tropicales.
Los expertos también vigilan de cerca el ciclo climático llamado Oscilación del Sur (ENOS), en sus diferentes fases El Niño, La Niña o Neutral, para predecir cómo influirá en la temporada de huracanes en el Atlántico. Aunque las fases de ENSO tienen lugar en el Pacífico, sus efectos pueden impactar en la magnitud de la cortante del viento del Atlántico debilitando o reforzando la presencia de huracanes en este.
Por otro lado, si bien ningún evento climático puede vincularse directamente con el cambio climático, los científicos estamos observando cómo cambia el clima con el tiempo para comprender cómo las emisiones de gases contaminantes están cambiando los patrones climáticos.
Estudios publicados en 2018 y 2019, sugieren que el calentamiento de las temperaturas oceánicas y atmosféricas podría hacer que los ciclones se muevan más lentamente, un fenómeno que provocará más inundaciones, permaneciendo sobre la tierra y arrojando más lluvia.