“Tiene cara de Martín”: la ciencia demostró que adaptamos nuestra apariencia al nombre que tenemos

¿Alguna vez pensaste que alguien encajaba perfectamente con su nombre? Esta investigación encontró que las personas tendemos a vernos como lo indican los estereotipos asociados a nuestros nombres.

Nombre
El estudio sugiere que la elección del nombre tiene más consecuencias de lo que se creía anteriormente,

Como una profecía autocumplida, esta investigación concluyó que a lo largo del tiempo, la apariencia facial tiende a ajustarse a los estereotipos sociales vinculados al nombre. Por lo tanto, pensar que una persona que no conocemos “tiene cara de…” podría tener una base científica más profunda de lo que creíamos.

La idea era investigar si los padres eligen el nombre de sus bebés en función de su aspecto o si, por el contrario, la apariencia facial va cambiando con los años para adaptarse a los estereotipos sociales asociados a los nombres, los cuales pueden surgir de diversas fuentes, como la fama de una figura histórica o las connotaciones de un nombre bíblico.

En el estudio, se pidió a niños y adultos que relacionaran rostros con nombres. Al finalizar, tanto los niños como los adultos eran capaces de unir correctamente los rostros de las personas adultas con sus nombres correspondientes, en una cifra muy superior a la del azar. Sin embargo, cuando se trataba de rostros y nombres de niños, los participantes no fueron capaces de hacer asociaciones precisas.

Los voluntarios eran capaces de unir correctamente los rostros de las personas adultas con sus nombres correspondientes, en una cifra muy superior a la del azar. Sin embargo, cuando se trataba de rostros y nombres de niños, los participantes no fueron capaces de hacer asociaciones precisas.

“La estructura social es tan fuerte que puede afectar la apariencia de una persona.”, afirma el Dr. Yonat Zwebner, de la Arison School of Business de la Reichman University. “Estos hallazgos pueden indicar hasta qué punto otros factores personales que son incluso más importantes que los nombres, como el género o la etnia, pueden determinar en qué se convierte una persona al crecer".

¿Es posible encontrar similitudes físicas o son solo de apariencia?

Esta investigación fue mucho más allá para profundizar en las respuestas. Y por supuesto, se pidió ayuda a la inteligencia artificial. Se introdujeron una gran cantidad de imágenes con rostros humanos en la IA. Y al igual que a las personas, se le pidió que las asocie con nombres.

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Las personas y la IA lograron relacionar con éxito los rostros y nombres de adultos. (PNAS)

Al igual que en la prueba anterior, la computadora logró identificar con mucho éxito los nombres de las personas adultas, pero no fue tan efectivo con las imágenes de los niños.

Pero lo más interesante es que no fue solo la apariencia. La IA dedujo que los adultos con el mismo nombre también tenían rostros similares.

Utilizando algoritmos de aprendizaje los hallazgos indican que, si bien los adultos demuestran congruencia entre su apariencia facial y su nombre, este patrón no se observa en los niños ni en los rostros de los niños envejecidos digitalmente hasta alcanzar la apariencia adulta. “Esta diferencia sugiere que la congruencia entre rostro y nombre es un proceso que se desarrolla con la madurez, lo que implica que las características asociadas a los estereotipos no son innatas, sino que se adquieren con el tiempo", dice el estudio.

El nombre es más importante de lo que se pensaba

En conclusión, estos hallazgos sugieren que las personas internalizan las características y expectativas asociadas con su nombre y las adoptan, consciente o inconscientemente, en su identidad y elecciones.

La apariencia facial también puede verse afectada por este proceso directamente, como cuando una persona elige características específicas de acuerdo con estas expectativas, ya sea el peinado, anteojos, maquillaje. O puede hacerlo indirectamente, a través de otros comportamientos que afectan la apariencia facial de uno, como adoptar expresiones faciales y gestos.

Por lo tanto, si están buscando un nombre para su bebé, este estudio sugiere que la elección tiene más consecuencias de lo que se creía anteriormente.

Referencia de la noticia:

Yonat Zwebner, Moses Miller , Noa Grobgeld, et.al., “Can names shape facial appearance?”, PNAS