Cuando calienta el Sol: cómo los rayos UV aumentan el deseo sexual
Advertencia: no hay que dejar de usar protectores solares ni de tomar precauciones en las horas de mayor radiación. Pero sí vale anotarle un punto a favor al Sol y a nuestro propio mecanismo de defensa que, al protegernos, nos enciende.
La conexión entre el Sol y el romance no es nueva. Miles de canciones y películas dan testimonio de algo que la ciencia ha estudiado y que quizás, en el fondo, todos intuimos. Con la llegada de la primavera, en general pasamos más tiempo al aire libre y abunda la información sobre lo perjudicial que es para nuestra piel exponernos al Sol.
Esta vez es distinto. Porque un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv se propuso analizar cómo es la relación entre la exposición a los rayos del Sol y los mecanismos hormonales que aumentan el deseo y la potencia sexual. El trabajo fue publicado en la revista Cells Report, y dirigido por los doctores Roma Parikh, Ashchar Sorek y Carmit Levy. Según los resultados, no hay duda: el Sol enciende la llama del deseo.
Para llegar a esta conclusión los investigadores siguieron varias etapas. En primer lugar trabajaron con ratones machos y hembras, exponiéndolos a distintos niveles de radiación UVB.
Los efectos se vieron de inmediato. En las hembras, aumentó el tamaño de los ovarios, se prolongó el período de celo y se incrementaron los niveles hormonales. Tanto machos como hembras estuvieron más dispuestos a tener relaciones sexuales. Pero el estudio no se quedó ahí. Si los ratones responden de ese modo, ¿sucede lo mismo en los seres humanos?
Hombres y mujeres bajo el Sol
Los investigadores replicaron el experimento en seres humanos. Expusieron a un grupo de hombres y mujeres a distintos niveles de radiación UVB, bajo condiciones controladas. En ambos casos los voluntarios declararon sentir mayor atracción, excitación e inclinaciones románticas. Además, en los hombres también aumentó el nivel de agresividad, lo que se relaciona con el nivel de testosterona.
Los análisis de laboratorio fueron consistentes con las respuestas de los sujetos de estudio. La exposición a la luz solar afecta la regulación del sistema endocrino responsable de la liberación de hormonas sexuales. “Descubrimos que la exposición a los rayos ultravioleta B (UVB) aumenta los niveles de hormonas esteroides sexuales y el comportamiento sexual, que son mediados por la piel”, afirmaron los investigadores.
Ahora bien, cabe preguntarse ¿Cómo es posible que algo tan negativo para nuestra piel como los rayos UVB pueda tener también estos efectos? En esto también se centró la investigación.
Cuestión de piel
Quizá el mérito no sea tanto de los rayos del Sol como de nuestro propio sistema de defensa. Carmin Levy sostuvo que hasta el momento no se sabía mucho acerca del mecanismo por el cual la radiación ultravioleta incide en la regulación hormonal y la conducta sexual. “Nuestro estudio permitió una mejor comprensión de este mecanismo”, dijo.
La piel tiene varias maneras de enfrentarse a la radiación solar, y una de ellas es la proteína p53. Aparentemente, esta proteína protectora es también en gran parte responsable de la regulación de la sexualidad.
“Hay dos programas integrados en la piel, que se activan tras la exposición a la luz solar, para proteger contra el daño del ADN: el sistema de reparación del ADN y la pigmentación, es decir, el bronceado, según el grado de exposición. La proteína p53 regula el nivel de daño del ADN. En nuestro estudio encontramos que el mismo sistema también activa el sistema endocrino de la sexualidad y la máxima reproducción”, explicó Levy.
Aunque los investigadores hicieron hincapié en lo importante de tomar precauciones al momento de exponerse al Sol, fueron muy optimistas con respecto al potencial de sus hallazgos. “Como seres humanos, no tenemos pelaje y, por lo tanto, nuestra piel está directamente expuesta a la luz solar. Solo estamos comenzando a comprender lo que nos hace esta exposición y los roles clave que podrían desempeñar en varios procesos fisiológicos y conductuales. Es sólo la punta del iceberg", afirmaron los investigadores.