Tornados: qué son, cómo se forman, cuál es su poder destructivo y en qué zonas son más frecuentes
Si viste la película Twisters (o planeas hacerlo), te recomendamos esta lectura completa con toda la información sobre los tornados. Qué son, cómo se forman, cuál es su poder destructivo y en qué zonas son más frecuentes.
Existe una serie de condiciones meteorológicas particulares, que de darse en conjunto forman el escenario ideal para el desarrollo de los temibles tornados. Cabe mencionar que, su formación aún tiene algunas incógnitas para los científicos que se dedican a su estudio, que es bastante complejo.
¿Qué es un tornado?
Un tornado es una columna de aire de eje vertical con forma de embudo que rota a gran velocidad. Siempre está conectado a la base de una nube de tormenta, desde donde se origina, pudiendo finalmente tocar la superficie (agua o tierra), generando graves daños a su paso. Si la base del tornado toma contacto con una superficie de agua recibe el nombre de tromba marina, si toca la tierra simplemente se lo denomina tornado.
No todas las columnas de aire que rotan son tornados, muchas veces durante una tarde calurosa de cielo despejado, por ejemplo, se pueden ver pequeños embudos de aire rotando a velocidades menores, son los llamados torbellinos de polvo. Estos no están conectados a la base de una nube de tormenta, su tamaño y recorrido es pequeño y no generan daños, solo algunas molestias locales como la voladura de algunas sombrillas o el arrastre de algunas sillas de plástico livianas.
A su vez, no todos los fenómenos meteorológicos que involucran viento fuertes son tornados, los frentes de ráfagas, las corrientes descendentes de una tormenta severa, un bow-echo, etc. son igual o más destructivos que algunos tornados, pero en esos casos no involucra la formación de un embudo de viento que rota.
Volviendo a los tornados, todos se forman desde la base de una nube de tormenta que pueden ser de dos tipos: las supercelulares (superceldas, la base de la nube tiene su propia rotación: mesociclón), y las no supercelulares (nubes convectivas llamadas cumulonimbus).
Los tornados más violentos y destructivos, con velocidades de vientos mayores, suelen estar asociados a nubes del tipo supercelulares y son los que dejan las peores consecuencias, pero también los menos frecuentes.
Por otro lado, los tornados que tienen su origen en nubes no supercelulares, no poseen mesociclón, su base no rota. Estos tienen un tiempo de vida más corto y suelen tener intensidades de viento más débiles, aunque en ocasiones pueden causar daños materiales de consideración.
Tornadogénesis: así se forman los tornados
Vamos explicar de manera simplificada cómo logra desarrollarse un tornado, la descripción será completa, pero sin profundizar demasiado en cuestiones muy técnicas para que todos los que lean esta nota puedan comprenderlo, aunque no cuenten con conocimientos previos en meteorología.
Como vimos, la formación de una nube de tormenta es imprescindible en la formación de tornados. Para eso se necesita que el aire cálido y húmedo sea forzado a elevarse por un mecanismo de ascenso como, por ejemplo, la presencia de un frente frío.
Otra particularidad que necesitamos es la presencia de gran inestabilidad del aire y una fuerte cortante vertical del viento que se extienda por aproximadamente unos 8 kilómetros de altura (eso significa que, el viento a medida que vamos subiendo en altura por la atmósfera cambia su dirección e intensidad). Es muy importante que esta cortante vertical que describimos se encuentre bien marcada en los niveles más bajos, sobre todo en el primer kilómetro.
Una vez que tenemos estos ingredientes disponibles en la atmósfera, se deben dar una serie de pasos efectivos para que el tornado se presente:
- Se necesitan que dos corrientes de aire, una fría y otra caliente, converjan en la horizontal. En este encuentro, el aire caliente que debería estar por encima del frío, queda atrapado en un plano inferior, produciendo que ambas corrientes fluyan a diferentes alturas, de forma paralela y con direcciones opuestas.
- Llegado el momento, la corriente de aire frío y seco comienza a descender, mientras que la otra, más cálida y húmeda se eleva, produciendo una corriente en forma de tubo giratorio de eje horizontal. Esta corriente de aire tubular comienza a ganar velocidad.
- Luego, el aire caliente continúa ascendiendo a la vez que el frío desciende, levantando el vórtice del tornado hacia una posición vertical, y ya tenemos la columna de aire rotando erguida.
- Cuando el extremo inferior del vórtice toca la superficie, la corriente de aire se acelera nuevamente, produciéndose el remolino en forma de embudo tan característico de los tornados.
- El aire frío desciende alrededor de los flancos del embudo, el flujo de aire caliente atrapado y encuentra, a través del vórtice, una vía de ascenso ideal, por lo que, siguiendo esta ruta, comienza a elevarse en vertical de forma mucho más violenta y masiva. Este desplazamiento genera un efecto de succión, por eso los tornados son capaces de elevar vehículos de gran porte y hasta casas enteras.
Clasificación de los tornados
La escala de Fujita (F) para la estimación de velocidades y clasificación de tornados, fue desarrollada por el Dr. Theodore Fujita, de la Universidad de Chicago, 1971, y utilizada por decenas de años, estaba basada en los daños causados por los tornados.
A comienzos de este siglo esta clasificación fue modificada de acuerdo a los tiempos actuales. Científicos norteamericanos del Nacional Weather Service (NWS), de EEUU, propusieron una escala basada casi en los mismos principios que la Fujita, a la que llamaron Fujita Mejorada (EF). Fue implementada desde 2007 y cuenta con seis categorías (desde EF0 a EF5).
Las diferencias fundamentales surgen a la hora de clasificar los daños respecto a diferentes y nuevas clases de estructuras y árboles. La antigua escala consideraba, en la mayoría de los casos, los daños sobre las casas que eran afectadas por tornados; que en algunos casos era imposible de evaluar subjetivamente. Y desde hace tiempo se había observado que la antigua escala sobreestimaba la intensidad de muchos tornados.
- EF0: algunos daños menores como caída de pequeñas piezas de los tejados y algunas ramas de árboles rotas. Asociado a velocidades de 105 a 137 km/h.
- EF1: logra despedazar tejados, pérdida de puertas exteriores y ventanas con vidrios rotos. Asociado a velocidades de 138 a 178 km/h.
- EF2: techos totalmente arrancados, árboles grandes partidos o arrancados, automóviles livianos son arrastrados o volcados, objetos ligeros son lanzados a gran velocidad y se vuelven proyectiles. Asociado a velocidades de 179 a 218 km/h.
- EF3: daños graves en todo tipo de edificaciones incluso en las sólidas, trenes afectados, la mayoría de los árboles son arrancados, vehículos pesados arrojados a distancia. Asociado a velocidades de 219 a 266 km/h.
- EF4 (tornado devastador): Resultan severamente dañadas las estructuras sólidas de hormigón y las de cimientos débiles o madera son totalmente arrancadas o arrastradas, vehículos y objetos pesados son arrastrados con facilidad y se convierten en proyectiles. Asociado a velocidades de 267 a 322 km/h.
- EF5 (tornado increíble): Edificios altos severamente deformados, casas de hormigón armado severamente, estructuras de acero muy dañadas y vehículos de gran porte levantados lanzados por el aire. Asociado a velocidades mayores a 322 km/h.
Regiones más propensas a la formación de tornados
Los tornados se generan en áreas intertropicales cercanas a los trópicos o en las áreas continentales de las latitudes subtropicales de las zonas templadas, y son mucho menos frecuentes en latitudes mayores, cercanas a los polos o en las latitudes bajas, próximas al ecuador terrestre.
Estados Unidos es el país con mayor cantidad de tornados del planeta, la mayoría se forman en la zona llamada el “Callejón de los Tornados” (Tornado Alley), y otra zona con gran frecuencia de tornados es el estado de Florida. La alta frecuencia de tornados en las llanuras de América del Norte se debe en gran parte a la geografía: gran ancho continental, la humedad elevada que ingresa desde el Golfo de México, y a las barreras topográficas en el camino que facilitan parte del proceso.
La segunda región a nivel mundial donde los tornados son más frecuentes es en una porción de la llanura del sur de Sudamérica, llamada el “Corredor o Pasillo de los Tornados”, compuesta por el noreste y parte del centro de Argentina, Uruguay, sur de Paraguay y sudeste de Brasil.
Esta región es frecuentada por tormentas severas del tipo supercelular que producen granizo, inundaciones graves, y hasta tornados, sobre todo durante la primavera, el verano y principios del otoño.