Un ave marina recorrió 1100 kilómetros en 11 horas dentro de un tifón
Una nueva investigación japonesa sugiere que el cambio climático, que impulsa la formación de huracanes y tifones, puede estar llevando al límite a aves marinas oceánicas como la pardela cenicienta y las Pardelas.
En agosto de 2019, el biólogo de aves marinas Kozue Shiomi, de la Universidad de Tohoku, colocó pequeños dispositivos GPS a 14 aves marinas del género Calonectris Leucomelas, conocidas como pardela rayada, fardela rayada o pardela del Pacífico, para estudiar sus trayectorias.
Las aves forman parte de una colonia en Mikurajima, una pequeña isla cerca de Tokio. Ese mismo año, una tormenta excepcionalmente poderosa, el tifón Faxai, azotó esa misma isla con vientos de 200 km/h, así como todo el sureste de Japón, causando daños considerables en el continente.
El pájaro que paseó durante el tifón Faxai
Al principio, los datos de seguimiento revelaron que la mayoría de las aves parecían no verse afectadas por el tifón y lograron navegar la tormenta. Sin embargo, un macho no tuvo tanta suerte.
En un período de 11 horas, el ave completó cinco vueltas completas alrededor del huracán, y en total fue transportado una increíble distancia de 1.146 kilómetros.
En condiciones normales, las pardelas vuelan a velocidades de 10 a 60 km/h y altitudes inferiores a 100 m. Sin embargo, los datos de seguimiento indicaron que el ave atrapada en la tormenta alcanzó velocidades de hasta 170 km/h y se elevó a una altitud de 4700 m, siendo transportada a través del Japón continental antes de que el tifón regresara al Océano Pacífico.
Aunque no se sabe con seguridad, es posible que el ave optara por permanecer en el tifón hasta que la tormenta regresara al océano, su hábitat original. También es posible que permaneciera a gran altura para evitar colisiones con edificios, tendidos eléctricos y vehículos mientras sobrevolaba tierra firme.
Las aves, especialmente las oceánicas, utilizan una amplia gama de tácticas para evitar grandes tormentas. Algunas vuelan a gran altura, permitiendo que las tormentas pasen por debajo de ellas, mientras que otras simplemente permanecen en el suelo hasta que las condiciones mejoren. Otras optan por permanecer en el ojo de la tormenta, donde los vientos son más tranquilos.
Sin embargo, a medida que las tormentas se hacen más intensas y frecuentes, surgen interrogantes sobre la capacidad de las aves oceánicas para soportar condiciones meteorológicas extremas. Este tipo de estudios nos proporciona información esencial sobre su capacidad de recuperación y puede incluso, en el futuro, servir de base a programas que trabajen para evitar su extinción.