Un estudio encuentra un inesperado efecto en el sueño de quienes consumen café y alcohol
El estudio desafía las suposiciones arraigadas sobre el efecto combinado de alcohol y cafeína en el sueño, y también advierte sobre el riesgo de depender de estas sustancias a largo plazo.
El alcohol y la cafeína son dos de las sustancias más utilizadas en el mundo para alterar la conciencia humana. Sus efectos en el sueño son popularmente conocidos, pero poco se sabe sobre cómo actúan cuando se consumen juntas. Así que los investigadores de la Universidad de Washington y la Universidad de California en Berkeley se propusieron profundizar sobre este tema. Y el resultado los dejó perplejos.
Durante la primera parte del estudio probaron el impacto individual de la cafeína y el alcohol. Se encontró que la cafeína redujo la cantidad de sueño en promedio en 10 minutos por taza consumida el día anterior, mientras que el alcohol disminuyó la calidad subjetiva del sueño en un 4% por bebida en promedio. Pero luego decidieron ver qué pasaba cuando se consumían juntas, y si era cierto que la combinación de estas dos sustancias empeora la calidad del sueño.
Contrariamente a las expectativas, la combinación de ambas sustancias no resultó en una disminución adicional en la calidad subjetiva del sueño o en la duración del mismo.
En lugar de agravar los efectos negativos sobre el sueño, las sustancias parecieron contrarrestar el impacto de cada una sobre la calidad y duración del sueño. Los resultados del estudio mostraron que, en el corto plazo, el consumo combinado de alcohol y cafeína no tenía un efecto significativo sobre la calidad y duración del sueño.
Los investigadores creen que esto se debe a que el consumo de alcohol suprime el sueño REM, una fase del sueño esencial para la consolidación de la memoria y el aprendizaje. La cafeína, por su parte, puede ayudar a mitigar los efectos negativos del alcohol sobre el sueño, pero solo a corto plazo.
Los efectos a largo plazo
Los investigadores también encontraron que las personas que consumen alcohol y cafeína con frecuencia pueden desarrollar un ciclo de automedicación, en el que utilizan una sustancia para mitigar los efectos negativos de la otra.
Por ejemplo, una persona que bebió alcohol la noche anterior puede tomar cafeína durante el día para sentirse más alerta. Sin embargo, la cafeína puede reducir la cantidad de sueño que la persona obtiene esa noche, lo que puede llevar a que la persona beba más alcohol la noche siguiente para compensar la falta de sueño.
Las personas que consumen ambas sustancias pueden no percibir una reducción en la calidad del sueño, incluso si la cantidad de sueño que obtienen se reduce. Esto puede llevar a que las personas sigan consumiendo ambas sustancias, incluso cuando están teniendo problemas para dormir.
Los investigadores creen que este ciclo de automedicación puede ser perjudicial para el sueño a largo plazo, ya que conduciría a una reducción significativa de la calidad y duración del sueño.