Via Lactea: el disco grueso es mucho más antiguo de lo que se pensaba
Los resultados de una investigación demostraron que el disco grueso de la Via Lactea es mucho más antiguo de lo que se pensaba. Esto cambia totalmente los paradigmas conocidos respecto de la historia de nuestra galaxia.
Un dato para el inicio: el disco más grueso que conforma la Vía Láctea, la galaxia en la que se encuentra nuestro planeta, comenzó a formar estrellas apenas 800 millones de años después del Big Bang. Si que el “apenas” de los 800 millones de años es en escala astronómica, porque para mortales como nosotros es una eternidad. Y parece que hasta ahora habíamos juzgado mal la edad de nuestra casa galáctica.
Una investigación publicada la semana pasada en la revista Nature, señala que un grupo de científicos dedujeron la edad de unas 250.000 estrellas de la Vía Láctea utilizando datos de brillo, posición y composición química recogidos por dos potentes telescopios: el observatorio Gaia, en órbita, de la Agencia Espacial Europea (ESA), y el Telescopio Espectroscópico de Fibras Multiobjeto de Gran Área Celeste (LAMOST), en China. Un enorme trabajo para comprender el espacio que nos rodea.
Ahora, según relata Live Science, el equipo de investigación descubrió que miles de estrellas en una parte de la Vía Láctea conocida como "disco grueso" comenzaron a formarse hace unos 13.000 millones de años. En otras palabras, quiere decir que eso representa 2.000 millones de años antes de lo previsto y sólo 800 millones de años después del Big Bang.
El disco grueso versus el disco fino
La Vía Láctea es una galaxia espiral que mide unos 105.000 años luz de diámetro. En otras palabras, para entender ese dato, un rayo de luz tardaría 105.000 años en recorrer su diámetro. Y la velocidad de la luz es de casi 300.000 kilómetros por segundo. Pero de todas formas, no todas las partes de esa espiral son uniformes en cuanto a grosor, composición o densidad estelar.
Cerca del centro de nuestra galaxia hay una enorme protuberancia de estrellas. Posiblemente allí se encuentre un agujero negro supermasivo cuya gravedad mantiene unida la galaxia. A ambos lados de esa protuberancia se encuentra el disco de la galaxia, que consta de dos secciones principales.
Por un lado, el "disco fino", contiene la mayoría de las estrellas que podemos ver desde la Tierra, mezcladas con nubes de gas de formación estelar. El "disco grueso", por su parte, tiene aproximadamente el doble de altura que el disco fino, pero su radio es mucho menor y sólo contiene una pequeña fracción de las estrellas que podemos ver en el cielo, según cuenta la European Space Agency (ESA). También se cree que esta parte de la Vía Láctea es mucho más antigua, carente de gas y que ya ha terminado su etapa de formación de estrellas.
La Salchicha de Gaia
En este trabajo, los investigadores analizaron las estrellas de toda la Vía Láctea, centrándose en un tipo específico de estrella llamado subgigante. Se trata de estrellas que han dejado de generar energía en sus núcleos y se están transformando lentamente en gigantes rojas, o sea estrellas enormes que están en camino de colapsar en enanas blancas. La fase de subgigante es un periodo relativamente breve de la evolución estelar, lo que significa que los astrónomos pueden estimar la edad de estas estrellas con mayor precisión, según los investigadores.
Las estrellas más viejas tienden a brillar en un rango específico de luminosidad y contienen menos metales, elementos más pesados que el hidrógeno y el helio, comparado con las estrellas más jóvenes. Con ello, el equipo pudo datar su muestra de estrellas pasando los datos de ambos telescopios por una simulación informática. Los investigadores descubrieron que las estrellas del disco grueso de la galaxia eran, en efecto, mucho más antiguas que las observadas en otros lugares, y sorprendentemente, esas estrellas eran miles de millones de años más antiguas de lo que sugerían estudios anteriores.
En síntesis, este descubrimiento podría reescribir la historia de nuestra galaxia. Las diferencias de edad entre las estrellas de los discos fino y grueso sugieren que nuestra galaxia se formó en dos fases distintas. En primer lugar, 800 millones de años después del Big Bang, comenzó la formación de estrellas en el disco grueso. Esta formación estelar se aceleró enormemente unos 2.000 millones de años después, cuando una galaxia enana llamada la Salchicha de Gaia (si, se llama así) colisionó con nuestra joven galaxia, dando inicio a la segunda fase de la evolución galáctica. Durante esta segunda fase, el disco grueso se llenó rápidamente de estrellas, mientras que la primera ola de formación estelar comenzó en el disco fino.