¿Cómo será el invierno 2024 en Argentina? Pronóstico de Meteored por Leonardo De Benedictis
Después de un abril muy húmedo y un mayo extremadamente frío, comienza el trimestre del invierno y ya se empiezan a vislumbrar algunas cuestiones en la perspectiva de largo plazo, con un evento La Niña que amenaza hacia la primavera.
Se termina el otoño meteorológico, que abarca los meses de marzo, abril y mayo, para dar paso al período del invierno y empieza la incertidumbre de cómo se comportarán las principales variables meteorológicas en cada zona de Argentina.
Lo primero que necesitamos hacer es analizar el comportamiento típico del invierno para las diferentes zonas del país, ya que es lo que nos puede dar un contexto y abrir un panorama más abarcador para poder entender el impacto que puede provocarnos esta perspectiva.
Para conocer las características propias del invierno en nuestro país, recurrimos a la estadística, ya que con ella podemos analizar los parámetros habituales para cada zona y la recurrencia de eventos, por lo que es de suma importancia contar con datos históricos de la mayor cantidad de localidades y para ello recurrimos a los datos del Servicio Meteorológico Nacional.
¿Cómo son típicamente las lluvias en el invierno y que se espera en 2024?
El trimestre junio, julio, agosto es, por amplio margen, el período de las menores precipitaciones del año para la mayor parte de Argentina, sólo en la región patagónica y especialmente sobre la zona cordillerana podrían observarse mayores acumulados de lluvia (y sumando la nieve) en este trimestre.
Al analizar las tendencias de mediano/largo plazo para el invierno, los principales indicadores como El Niño o La Niña, no tienen un peso preponderante, ya que son fenómenos que presentan su mayor impacto durante la primavera y el verano. Por lo que para estudiar la posible evolución de las precipitaciones en el próximo trimestre tenemos que recurrir especialmente a la dinámica de la atmósfera e incluir indicadores más locales y regionales.
Según los mapas de Meteored, basados en el modelo ECMWF se observa una tendencia de lluvias inferiores a lo normal para todo el trimestre del invierno, siendo junio y agosto los momentos de mayor diferencia con los promedios, mientras que julio sería, de los tres meses, el más próximo a los parámetros normales.
Hay que destacar que al ser un período de pocas lluvias el hecho de tener precipitaciones inferiores a esos promedios no implica una diferencia sustancial, salvo sectores puntuales, como por ejemplo: la zona cordillerana del norte patagónica y el sur de Cuyo.
¿Cómo sería la evolución de las temperaturas?
Venimos transitando un mes de mayo que se postula a ser el más frío de la historia, por lo que las características “invernales” ya se han instalado en la mayor parte del país.
Pero que mayo se presente con características muy frías no necesariamente implica que los próximos meses también lo serán, por lo que para analizar esta perspectiva, recurrimos nuevamente a los mapas que representan las tendencias del modelo ECMWF.
Al analizar estos mapas, podemos observar que hay una clara tendencia de temperaturas dentro de los niveles medio al analizar el trimestre en general, pero cuando hacemos un análisis más exhaustivo y desglosamos mes a mes, se observa que junio podría presentarse con valores levemente inferiores a los promedios, julio con temperaturas cercanas a lo normal y agosto sería un mes con temperaturas levemente superiores a los promedios históricos.
Uno de los impactos con una fuerte relación a este pronóstico es la frecuencia de eventos de heladas, que nos pueden generar una tendencia a mayor cantidad de días con temperaturas por debajo de 3 ºC (helada agronómica) como también días con temperaturas inferiores a 0 ºC, especialmente en los meses de junio y julio.