El alivio de las lluvias en un momento clave
Comenzó el mes de septiembre y las lluvias se hicieron presentes en la región pampeana y Litoral argentino. El pronóstico en el corto y mediano plazo podría contribuir a una mejora momentánea de las condiciones en el centro del país.
La situación de lluvias estaba pasando por un momento crítico. Gran parte del territorio nacional se vio afectado por un período muy prolongado sin lluvias de magnitud y eso se reflejaba especialmente en la producción agropecuaria pero también estaba generando un gran impacto en la situación de incendios.
El inicio del mes de septiembre mostró un cambio rotundo de las condiciones, llevando lluvias acotadas a una porción del país, especialmente la región del Litoral y norte de la provincia de Buenos Aires. También se observaron precipitaciones sobre amplios sectores de la provincia de Córdoba, pero las mismas no alcanzaron a desarrollarse en otras zonas críticas como la región del NEA, donde la falta de agua ya es extrema.
¿Qué se puede esperar para las próximas semanas?
En el corto y mediano plazo, la situación de lluvias no parece ser tan negativa como el comportamiento que se vio en los últimos meses. El caudal de precipitaciones que se está analizando que podría desarrollarse en las próximas dos semanas se aproxima a los parámetros normales para el mes en curso, por lo que podría pensarse en un panorama de reactivación de las lluvias de manera generalizada.
A lo largo de las próximas dos semanas se puede ver una buena distribución de las precipitaciones esperadas, ya que en las próximas jornadas, los principales desarrollos quedarían acotadas a la franja este del país, mientras que en la segunda semana de pronóstico, las lluvias más destacadas podrían observase sobre la porción central del territorio nacional, mejorando las condiciones hídricas en sectores como Córdoba, San Luis y La Pampa.
¿Qué se observa para el largo plazo?
En las tendencias para la primavera y el verano el panorama no se muestra demasiado favorable, ya que se viene afianzando la probabilidad de que se desarrolle un evento “La Niña” a partir de octubre, pero sus mayores impactos se comenzarían a manifestar en el período entre noviembre y enero. Esta situación podría ser clave para la producción agropecuaria, ya que daría una mejora en los inicios de la campaña, pero luego se observaría una disminución del caudal de lluvia en el momento crítico.
Otro de los factores que se observa como tendencia en el largo plazo es la vulnerabilidad de los cambios de temperatura a los que se puede estar expuesto, ya que si se concreta la tendencia de características más secas hacia fines de la primavera, será más probable sufrir la alternancia de ingresos de aire frío con fuertes entradas de aire cálido sobre el territorio nacional.