Temporada otoño/invierno más cálida y sin señal clara en las lluvias para el campo argentino
Abril trajo lluvias solo en el norte argentino, mientras que agravó la sequía en la región central. La presión recae en mayo antes de entrar a la época más seca del año, pero los pronósticos climáticos no dan señales esperanzadoras. ¿Habrá que esperar a El Niño para primavera?
La finalización del fenómeno de La Niña no alcanza todavía para paliar los efectos de la peor sequía en décadas en la Argentina.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dio a conocer recientemente números que muestran una caída en la producción de soja del 45 % en esta campaña respecto a la anterior, del 37 % para el caso del maíz, y del 50 % en el caso del trigo.
Pero es en la región núcleo y la más productiva del país donde se está viendo el mayor impacto de esta sequia histórica. Según la BCR, entre los tres principales cultivos mencionados la región centro alcanzó un recorte del 52 % entre campañas, muy por encima del 17 % correspondiente a la región norte, y del 19 % respecto al sur de la región pampeana.
Abril trajo lluvias en el norte, pero la sequía se agrava en la región central
La disponibilidad de agua en el suelo continúa "en rojo" fundamentalmente sobre el norte de la Provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe, y las lluvias necesarias no llegan como si han comenzado a retornar a otras regiones acotadas.
Abril presentaba una expectativa muy fuerte en relación a las posibles precipitaciones, expectativa que solo fue colmada en el extremo norte argentino en donde el mes culminó con varios sectores con lluvias de 75 a 150 mm (y localmente superiores), y anomalías positivas para Santiago de Estero, Tucumán, el este de Salta y de Jujuy, y el oeste de Chaco y Formosa.
En la región pampeana, abril finaliza con 10 a 40 % de la lluvia normal de acuerdo a lo indicado por la BCR, y la esperanza de descontar los 150 a 200 mm que necesitan los suelos se desvanece, recayendo ahora la presión en mayo, antes de entrar definitivamente en la época más seca del año.
Transición otoño-invierno sin señales claras en la lluvia
De cara al futuro, las miradas están puestas en un probable retorno del fenómeno de El Niño, que pueda promover precipitaciones más frecuentes y abundantes para el campo argentino a partir de la primavera.
Pero antes, habrá que sortear un cierre de otoño y un comienzo de invierno que no parecen dar señales claras de lluvias por encima de lo normal, degradándose aún más el estado de los suelos y haciendo decaer la intención de siembra de cultivos clave como el trigo para los próximos meses.
De acuerdo a la reciente actualización del Pronóstico Climático Trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), los meses de mayo a julio no presentan una señal clara respecto a la precipitación sobre la región núcleo y el centro y norte del Litoral, es decir, hay igual probabilidad de tener lluvias normales, lluvias por encima de lo normal, y lluvias por debajo de lo normal.
Hacia regiones más mediterráneas del centro y norte del país, como La Pampa, Córdoba y Santiago del Estero, las precipitaciones sí podrían presentarse dentro del rango de la normalidad con mayor probabilidad, mientras que en Mendoza y la Patagonia argentina hay una mayor probabilidad de lluvias superiores a lo normal para este trimestre.
¿Hacia un invierno cálido en el país?
El mismo informe del SMN detalla el comportamiento esperado de manera cualitativa en la temperatura para el periodo que va de mayo a julio.
Los tonos rojos en el mapa, presentes a lo largo de casi todo el territorio nacional, muestran una señal clara hacia un trimestre más cálido que lo normal, especialmente sobre las provincias centrales, el Litoral, Cuyo y el noroeste del país.
Este pronóstico no invalida la ocurrencia de incursiones de frío en los próximos meses sobre el centro y norte de Argentina, pero lo que sí indica es que al promediar el trimestre, es probable que el periodo culmine con valores por encima de lo normal.
Contrariamente, en el extremo sur del país, podría darse un trimestre no solamente más lluvioso, sino además más frío que lo habitual.