Temporada de nieve 2023: Mendoza aguarda por un año “más normal” entre tanta sequía
El invierno tendría precipitaciones por encima de lo normal en alta montaña. El dilema es cuánto más de lo normal y si el comportamiento de las temperaturas podría atentar contra la permanencia de la nieve.
Estamos prácticamente a un mes de comenzar la temporada alta de invierno en los principales centros de esquí de la Argentina. Mendoza destaca a nivel mundial por su larga tradición en este tipo de turismo, gracias a su histórico centro de esquí Las Leñas que promete abrir sus puertas el 17 de junio. La oferta se completa con el reciente centro de esquí sustentable El Azufre, ubicado en Malargüe, y los centros Los Puquios y Penitentes que han venido teniendo muy condicionada su actividad en los últimos años debido a la habitual falta de nieve.
La esperanza esta puesta este año en que se cumpla lo que indican importantes modelos de pronóstico mundiales: precipitaciones normales o por encima de lo normal.
La nieve, prácticamente única fuente de agua para Mendoza
Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica del Departamento General de Irrigación, en declaraciones a Diario UNO, resaltó que el pronóstico del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI) de la Universidad de Columbia de Estados Unidos indica “probabilidad de ocurrencia de precipitaciones medias en toda Mendoza, aunque para el sur de la provincia y para Neuquén muestra probabilidad de nevadas un poco mayores que las normales.”
Este pronóstico es trimestral, válido para los meses de junio, julio y agosto que es cuando cae prácticamente el 99 % de la nieve.
"Después de los años que hemos tenido, de casi diez años de sequías, de nevadas muy bajas, un año medio es una mejora sensible, si es que se produce", afirmó Villodas a UNO. Añadió que según los datos de la cuenca del río Mendoza, en 2022 nevó 135 mm, que es casi el doble que en el 2021, donde fue de 71 mm. El pronóstico para este año es que va precipitar cercano a la media, que es de 275 mm.
Villodas dijo además que “es importantísimo que caiga más nieve porque es prácticamente la única fuente de agua de Mendoza”. Sin embargo, explicó que una buena temporada de nieve, no se traduce en la misma proporción de caudal de agua. En la cuenca del río Mendoza en el invierno del 2022, nevó casi el doble que en el invierno del 2021, pero el volumen de agua es sólo un 10% más grande.
Altas temperaturas podrían atentar contra la nieve caída
Diego Araneo es otro experto que conoce muy bien el comportamiento de la nieve en la cordillera argentina, a través de su trabajo como climatólogo, meteorólogo, y Dr. en Ciencias de la Atmósfera del IANIGLA (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) en el CONICET. En declaraciones también vertidas a Diario UNO, indicó que “el 2022 fue un año seco y se espera que este invierno sea mejor. Un año rico nos vendría bien, aunque tampoco van a revertir los 12 años de sequía que venimos teniendo".
El experto destaca que "la buena noticia es que casi todos los modelos y los más confiables de previsión estacional están dando que efectivamente puede haber un aumento de precipitaciones en cordillera para este año, sobre todo de mediados de invierno para primavera". Pero, “los mismos modelos que muestran mayor precipitación, están dando mayores temperaturas, es decir, que el invierno va a ser cálido con abundantes precipitaciones, lo que deriva en que se derrita la nieve y no se conserve en los picos de alta montaña.”
Para Araneo, la muy probable presencia del fenómeno de El Niño podría favorecer mayores precipitaciones en alta montaña respecto a los años anteriores, pero “nunca se sabe a ciencia cierta la cantidad“. “Hay casos como en 2015, donde a pesar de ser un año de El Niño, las precipitaciones fueron apenas normales y se puede repetir esa situación“, agregó el especialista.
Modelo ECMWF sugiere más precipitaciones en alta montaña este año
En concordancia con lo expuesto por los expertos, nuestro modelo meteorológico de confianza ECMWF sugiere también una anomalía positiva de precipitación en la región de cordillerana de Mendoza y buen parte del norte de la Patagonia para los meses más fríos del año.
De acuerdo a los mapas superiores, la señal, parece intensificarse y propagarse hacia el norte mendocino especialmente para los meses claves de julio y agosto. Esta situación guarda directa relación con lo que podría pasar también en la zona central del Chile, que podría tener un invierno más lluvioso respecto a lo normal.
Este pronóstico del modelo europeo apoya la idea del pronóstico estacional emitido por el IRI, el cual se basa en un procedimiento de calibración objetivo que combina los modelos NCEP-CFSv2, CanSIPS-IC3, COLA-RSMAS-CCSM4, GFDL-SPEAR y NASA-GEOSS2S, y cuyo período climatológico de referencia para la normalidad es 1991-2020.